El Recreativo de Huelva suma esta temporada una década desde su descenso a la entonces Segunda B
Se suelen hacer recordatorios cuando se trata de grandes momentos, de recuerdos que daría gusto volver a disfrutar. Pero en mi humilde opinión, debe ocurrir lo mismo con los que no son tan buenos, o que son directamente negativos. Porque de esos momentos se aprende más que de las victorias. Además, como se suele decir, quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Y en esa tesitura está el Decano del fútbol español, el Recreativo de Huelva. En esta temporada se cumplen diez años sin que el equipo onubense dispute el fútbol profesional, desde que bajara en una fatídica campaña a la entonces Segunda B.
Un descenso conseguido en los despachos
Aunque la caída de categoría de los albiazules no fuera consumada en los despachos, es decir, una cuestión administrativa, sí tuvieron mucho que ver. La temporada anterior el equipo estuvo a punto de volver a disputar unos playoffs de ascenso a Primera División, desde que bajara en la 2008-09. Con Sergi Barjuan a la cabeza, los de Huelva se quedaron a un punto de luchar por ascender. Empatados a puntos con el Córdoba, la diferencia de goles en encuentros entre ambos promocionó a los del Arcángel. De manera que, con la miel en los labios, el equipo afrontaba una nueva temporada con ilusión, pero también con muchos problemas.
Los albiazules contaban con la dirección del grupo GILDOY, liderado por Pablo Comas, siendo esta su tercera temporada a la cabeza del club. Pero más allá de las buenas sensaciones deportivas, en Huelva se respiraba tensión. El club estaba endeudado tanto con la Seguridad Social, como con sus propios jugadores. Poco a poco, conforme los meses pasaron, el nivel del equipo fue bajando, provocado seguramente por los impagos en sus sueldos. Todo esto supuso una fatídica segunda vuelta del campeonato, que acabó con el Decano certificando su descenso en el penúltimo partido de Liga, ante el Osasuna en el Sadar.
La caída a los infiernos
Comenzaba entonces una caída en picado de un club que estuvo a punto de desaparecer. Los problemas económicos dado el descenso no solo no se redujeron, sino que aumentaron. Huelva se movilizó para sacar a Pablo Comas del club. Solo la temporada 18/19 se salva de la surrealista caída del Decano a lo más bajo de nuestro fútbol.
Esa temporada quedará para el recuerdo, a pesar de haber dejado a los aficionados con la miel en los labios por no conseguir el ascenso. Sin embargo, tras esta, y hasta la 21/22, todo fue cuesta abajo. En la temporada 20/21, después de todo lo vivido con la pandemia y la no vuelta del fútbol semiprofesional, hubo mucho jaleo sobre la distribución de los clubes.
Los onubenses quedaron ubicados en un grupo en el cual se podía consumar un doble descenso, hasta una nueva Tercera Federación, que confirmaría la reestructuración del fútbol modesto. Y así fue, después de una de las peores temporadas de la historia reciente del club, el equipo consumaba el peor momento deportivo de su historia.
La posibilidad de volver
Actualmente, tras ese doble descenso, el Decano volvió al punto de partida para regresar al fútbol profesional. Pasó como un avión por Tercera y Segunda Federación, aunque con algo más de dificultad en el último ascenso. Y actualmente el club va a disputar su segunda temporada en Primera Federación. La primera de nuevo quedó cerca del playoff, pero en la que el equipo se desinfló después de Navidad. Con nuevos fichajes, y una afición que es el mayor estandarte, el club afronta una temporada que todos esperan signifique la vuelta a la categoría plata. Categoría de la que nunca debió bajar.