Pep Guardiola y Lionel Messi, el primer falso "9" del fútbol moderno.

Luca Toni, legendario delantero italiano, volvió a poner en discusión el impacto del entrenador español en el deporte rey

Pep Guardiola ha sido, sin lugar a dudas, un revolucionario. Este deporte no se entendería, tal y como se conoce hoy, sin la figura del técnico catalán, que de la mano de su histórico Barcelona, ganador de todo, cambió el paradigma del fútbol mundial.

Sin embargo, hay quienes cuestionan -con mayor o menor seriedad- los efectos de las innovaciones introducidas por el oriundo de Santpedor y, más tarde, replicadas en la mayoría de los equipos del planeta. Luca Toni, campeón del mundo en Alemania 2006, es el último en sumarse a esta lista.

La vuelta del falso «9»: ¿bendición o maldición?

«Entonces: con el falso nueve, dañaste el fútbol. Yo no encontré equipo durante 4 años, te lo juro. Además, solo hacías eso con Messi, ¿te gustan los centrodelanteros?», increpa Toni entre risas a Guardiola. Ambos exjugadores, compañeros en el Brescia entre el 2001 y el 2003, comparten una cena en la ciudad italiana de Módena.

Pep, en tono jocoso, le responde: «Tengo a (Erling) Haaland que hace 60 goles. He visto hat-tricks de centrodelanteros. Pero el centrodelantero tiene que ser bueno, ¿eh?». «Ah, con razón no jugué en tus equipos. Muchachos, no más falsos nueves. Queremos centrodelanteros grandes«, cierra quien fuera ganador de la Bota de Oro en 2006 y uno de los máximos exponentes del rol del «9» clásico.

Más allá del marco distendido en el que se dio esta charla, hay que recalcar que esta función ya existía desde principios del siglo XX. Fue en 1910 cuando el ariete uruguayo de Peñarol, José Piendibene, retrasó su posición para combinar con el mediocentro escocés John Harley e inventó así el rol de «delantero mentiroso». Nándor Hidegkuti, Alfredo Di Stéfano, Pelé, Johan Cruyff o Diego Maradona serían otros de sus intérpretes. Guardiola, como el «ladrón de ideas» que él mismo dice ser, se encargó de volver a poner en boca de todos una palabra que parecía olvidada.

¿Qué es el falso «9»?

El falso nueve no es una posición, sino una función, una que está reservada para los jugadores más especiales: aquellos que combinan creatividad para asociarse con sus compañeros en espacios reducidos, pero que también se caracterizan por su voracidad de cara al gol.

Así se lo explicaba Pep Guardiola a Rio Ferdinand hace unos años, cuando su Manchester City tuvo que aprender a vivir sin un goleador de raza como Sergio Kun Agüero.

De Leo Messi a Erling Haaland: la evolución del «9» en los equipos de Guardiola es la evolución del fútbol

El 2-6 del Barcelona al Real Madrid en el Santiago Bernabéu es un hecho conocido por todo futbolero/a que se precie. Aquella noche, un tal Lionel Andrés Messi fue el director de la orquesta sinfónica blaugrana, que firmó una de las mayores exhibiciones colectivas jamás vistas. El astro argentino dejó sin referencias a los centrales Fabio Cannavaro y Christoph Metzelder, generó superioridades numéricas constantes en el mediocampo junto a Yaya Touré, Xavi y Andrés Iniesta y fabricó innumerables espacios para las diagonales al espacio de Thierry Henry y Samuel Eto’o. Ese fue el primer recital de un «no delantero».

Desde ese momento, distintos delanteros pasaron por las manos de Guardiola: perfiles similares a Messi -como Phil Foden o Bernardo Silva-, pero también otros totalmente opuestos, como Zlatan Ibrahimović-quien compartió un año con Leo en Can Barça-, Robert Lewandowski o Erling Haaland. Este último ha sido clave en los éxitos más recientes del Manchester City del propio Pep.

Y es que, en un fútbol en el que las salidas en corto y las presiones adelantadas son la norma general, tener una referencia ofensiva con la que jugar directo, ganar la segunda jugada y asentarte en campo rival, es fundamental. Además, las mejoras en la organización defensiva le han otorgado a los extremos, con su desborde por fuera, un rol decisivo en ataque. En ese sentido, la presencia de un «9» alto, fuerte e inteligente en el área se vuelve importantísima para capitalizar los centros desde las bandas.

Todo esto, sin embargo, no deja de ser una consecuencia del legado del Barça de Pep y su propuesta ofensiva, valiente y atractiva. «El falso nueve contiene todo el fútbol», explica Martí Perarnau en su libro «La evolución táctica del fútbol», obra imperdible para todo aquel que quiera conocer los secretos de esta conocida pero misteriosa función. Podríamos afirmar entonces que Guardiola, lejos de «dañar el fútbol» como sugirió Luca Toni, lo salvó del conservadurismo al que estaba sujeto en aquellos tiempos. En un deporte tan cíclico, la huella que ha dejado (y sigue dejando) el DT catalán no se borrará nunca más.