El FC Barcelona arrancó la presente temporada con una idea de juego distinta ideada por el nuevo plan de Hansi Flick. Esta, consiste en jugar con una presión asfixiante sobre la línea defensiva del rival, situando la defensa en el medio del campo. La presión provoca que los rivales, en muchas ocasiones, se adelanten al pasador y se posicionen en fuera de juego.
El fútbol europeo se cuestionaba si este plan sería útil contra rivales de máximo nivel, pero en una semana se ha podido comprobar que el Barça lo traza a la perfección. El miércoles, contra el Bayern, la trampa tuvo sus frutos desquiciando a los futbolistas bávaros. Ayer, contra el Real Madrid y en su estadio, el FC Barcelona dejó en fuera de juego a los delanteros blancos en 12 ocasiones, 8 de ellas a Kylian Mbappé.
El plan de Hansi Flick
El Barça, en menos de 15 partidos oficiales, ha perfeccionado el plan de juego que le caracteriza desde la llegada del nuevo técnico culer, Hans-Dieter Flick. El conjunto azulgrana ha hecho de la gestión del fuera de juego su marca defensiva. Es cierto que el plan de Flick conlleva riesgos, pero la capacidad que tiene para generar ocasiones compensa su complicada ejecución.
La trampa había saltado 65 veces en 10 partidos y ayer contra el Madrid, volvió a tener el éxito que nos tiene acostumbrados con un total de 12 fueras de juego en el partido. Durante la temporada, el VAR tuvo que echar un cable al colegiado para anular un total de ya más de 5 goles por posición antirreglamentaria.
Desde el primer día que Flick llegó a Barcelona, el entrenador ha querido que su equipo juegue alto. Las estadísticas nos muestran que los centrales en la media del partido suelen estar solos en campo propio. Esto es debido a que los laterales, en defensa, se emparejan con los de los rivales ejerciendo una presión al hombre. Con relación al juego ofensivo, esta filosofía complementa el ataque con una media de 3,4 goles por partido en Liga después del encuentro ante el Real Madrid.
La clave del sistema también es el guardameta que se encargue de ocupar la portería azulgrana. El portero, con una defensa tan adelantada, tiene que estar atento y adelantado. Si en algún momento falla la trampa, tiene que intervenir antes que el delantero del equipo contrario. Marc-André Ter Stegen parecía dominar el trabajo a la perfección e Iñaki Peña, empieza a entender el rol que debe ejercer.
Después del partido del miércoles contra el Bayern de Múnich, el mundo del fútbol en general, puso en duda el plan de Flick. En El Clásico tendría delante auténticos velocistas que podían hacerle mucho daño a las espaldas. El Real Madrid, un equipo centrado en las transiciones rápidas y la búsqueda de la verticalidad, podría ser el rival que acabase con la eficacia del nuevo sistema culer.
La desesperación madridista
Dejar a Vinícius Jr. o Kylian Mbappé con tantos metros a la espalda podía suponer un riesgo para la defensa azulgrana. No obstante, hasta la fecha, se había mostrado sólida y coordinada en cuánto a la ejecución de la trampa del fuera de juego. El partido contra el Madrid no iba a ser una excepción y la defensa adelantada acabó desquiciando a los delanteros blancos.
El conjunto de Ancelotti, salió al terreno de juego con la idea clara de romper el plan del Barça atacando la espalda de los defensas. Los de Flick sufrieron los primeros minutos a la espalda, pero aunque fuera por centímetros, casi siempre dejaban los delanteros en fuera de juego. De hecho, en la primera mitad, el Madrid celebró un gol que parecía que subiría al marcador, pero el VAR lo anuló porque los blancos cayeron en la trampa.
La segunda mitad, los blancos no supieron como atacar al Barcelona por el dominio abrumador que mostraron los de Flick. Las únicas oportunidades que tuvieron en posición correcta, Iñaki Peña se interpuso en su camino, provocando la desesperación de la afición merengue.
Kylian Mbappé, el gran señalado
El delantero francés ha iniciado su etapa en Madrid sembrando dudas en el coliseo blanco. La falta de espacios ante rivales encerrados en defensa hacía inútil su presencia por la poca movilidad que tenía. El partido contra el Barça tenía que ser una gran oportunidad para firmar su primera gran actuación con el Real Madrid en un clásico por el espacio que dejan los culers a la espalda. La realidad fue muy distinta, y Mbappé fue el gran señalado del conjunto merengue.
Kylian Mbappé cuajó una buena primera mitad, ganando constantemente la espalda azulgrana y generando multitud de ocasiones. La gran mayoría, pero, siempre en fuera de juego. De hecho, fue el autor de un golazo de vaselina después de ganarle la espalda a los defensores. No obstante, después de celebrarlo con la afición, el VAR lo anuló, otra vez, por la trampa de Flick.
Sin embargo, la segunda mitad, fue un calvario para el francés. Otra vez cayendo múltiples veces en posición antirreglamentaria, Kylian Mbappé vio como le anulaban otro gol. Además, las dos opciones que tuvo de marcar para el Madrid, se encontró con un enorme Iñaki Peña que evitó que los blancos pudieran luchar por el partido.
La primera actuación del «galo» en un clásico, no pasará a la historia como una de los mejores. De hecho, en Madrid, lo señalan por no haber trazado mejor los ataques a la espalda azulgrana, donde podría haber marcado diferencias en el partido.