Gian Piero Gasperini, entrenador de la Atalanta.

La Dea jugó un gran partido contra el Real Madrid y mereció llevarse, al menos, un punto en Bérgamo.

Recientemente, se cumplieron 4 años de la partida física de Alejandro Sabella, renombrado entrenador argentino. Una de las frases icónicas del DT subcampeón del mundo con la selección albiceleste en Brasil 2014 hace alusión a «ser dignos en la victoria y también en la derrota». La Atalanta de Gian Piero Gasperini, un colectivo muy bien trabajado cuyos principios de juego son irrenunciables, representa quizás mejor que ningún otro equipo estas palabras del Profesor.

Cómo dominar al Madrid sin un ‘9’

Mateo Retegui, goleador de de la Serie A con 12 dianas en 15 partidos, ingresó a los 74 minutos de partido en el cuadro bergamasco. Pese a la ausencia de una referencia ofensiva fija, la Dea se las arregló para probar a Thibaut Courtois. De hecho, la jugada del penal que significó el 1-1 parcial es producto de esta decisión táctica de Gasperini: si «llegar es mejor que estar», Sead Kolašinac se aprovechó del espacio vacío -generado por el arrastre de marcas de un mediapunta como Charles De Ketelaere- para llegar al área y ser derribado por un falto de timing Aurélien Tchouaméni. Un gol de pizarra al igual que el de Ademola Lookman, que volvió loco toda la noche a un flojo defensor como Lucas Vázquez.

Defender al filo del cuchillo contra Kylian Mbappé, Vinícius Júnior y Jude Bellingham

Uno de los sellos característicos de esta Atalanta es su presión alta, con persecuciones individuales por todo el terreno de juego. El Madrid, por medio de su juego directo y la inventiva de sus atacantes, pudo sacar rédito y explotar la espalda de la valiente pero lenta última línea nerazzurri. Eso sí: ni yendo por detrás en el marcador se desnaturalizó esta estrategia, que resultaría clave para terminar hundiendo en los últimos minutos a un conjunto merengue exhausto y sin herramientas para defenderse con la posesión. La figura de Éderson, de enorme partido desprendiéndose de la base de la jugada, es la personificación de la Atalanta de Gasperini: intensidad, sacrificio y muy buen fútbol.

Los buenos resultados como producto de un buen proceso

Líder de la Serie A por encima de gigantes como Napoli o Inter, con muchas posibilidades de clasificarse entre los mejores ocho de la fase inicial de la Champions y con registros goleadores inéditos (51 goles en 21 partidos entre ambas competiciones). Todo esto en un verano marcado por la marcha de un pilar como Teun Koopmeiners o de las graves lesiones de piezas claves como Giorgio Scalvini o Gianluca Scamacca. La temporada de la Atalanta es la viva prueba de que, independientemente de sus individualidades, un equipo puede tener éxito a largo plazo a base de trabajo. Igual que Sabella, Gasperini lo tiene clarísimo: juegue mejor o peor, su equipo siempre será digno en la victoria y en la derrota.

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