La Premier League decidió dejar en el postre de la jornada un choque entre Bournemouth y West Ham. En los pubs cerca el Vitality Stadium se comentaba ese dato tan goloso como el “ si ganamos, empatamos al City en puntos”. El trabajo de Iraola ya era notorio, no solo en el sur sino en la liga nacional ya se estaba viendo el peligro de los cherries. Por parte de los de Lopetegui, venían de salvar su encuentro contra los Wolves y alejarse de ese grupo de equipos de la parte baja, pero con una sensación muy gris.
Primera mitad: Duelos y transiciones
El choque empezó a coger ritmo poco a poco cuando el Bournemouth arrancaba con sus ataques tan verticales y peligrosos por el carril lateral. Pero cuando los de Londres se hacían dueño del esférico y del tempo del encuentro, las revoluciones bajaban.
La batalla por vencer en el partido se basaba en ganar duelos en el eje del campo. Un balón sin propietario, fue adueñado por un astuto Evanilson. Con un sutil toque para Kluviert, que este vio rápido el desmarque de Semenyo para dejarlo solo contra el guardameta y así hacer el primero, pero el extremo cherrie lanzó la ocasión a la papelera.
Bowen, al ver como pintaba el encuentro para los suyos, empezó a hacerse ver por el sur de Inglaterra. Una transición iniciada con una potente conducción de Kudus, que cuando observó su alrededor y vio a su compañero de guerra, no dudó. Jarrod Bowen recibió y no se lo pensó. Su golpeo desde fuera del área acabó estrellándose contra el larguero de la portería de Kepa.
La contienda seguía sin decantarse hacia ninguno de los dos campos. Por parte de los de Iraola, sus contraataques eran frenados por los respectivos laterales de los hammers. Y en la otra mitad de campo, los del este de Londres estaban aplicando un juego muy plano, aunque estaban llegando con peligro en algunas internadas por banda.
Antes de que el colegiado del choque indicase el camino a los vestuarios, Fabianski tuvo que intervenir. Un disparo con todas las fuerzas de Semenyo se topó con un muro de piernas hammers, que con un tanto de fortuna el rebote volvió a caer a los pies de un jugador local, Ouattara, que lo que parecía ya un gol inevitable, el más creyente de todos, Fabianski, lo evitó con una parada sobre la línea.
Segunda mitad: El balón parado
La segunda parte era un espejismo de la primera, pero con los roles intercambiados. El que poseía más el esférico era el conjunto de Iraola, que con el balón cerca de la portería rival iban causando llegadas que alarmaron a la zaga defensiva de Londres.
Las transiciones que con una simple descarga de Evanilson generan tan peligro, volvieron a aparecer. Después de que el 9 brasileño jugase al primer toque con Ouattara, Semenyo se desmarcó a un despoblado segundo palo para rematar ese envió raso por su compañero, pero las ayudas del West Ham llegaron a tiempo.
Ni Bournemouth ni West Ham tenían la intención de dar un cambio radical al encuentro. La falta de ideas en ataque de los de Iraola y las posesiones, a veces, eternas de los de Lopetegui, llevaban a pensar, al espectador, que el marcador no se iba a mover.
Los locales iniciaban otra vez a la carga después de una larga tregua. La paciencia en los de Iraola se terminó y lo mostraron con diversas llegadas al área enemiga. Ni los chutes de Kluivert, Billing o Christie podían derrumbar el muro polaco bajo los palos.
Cuando mejor estaban los cherries, una mano de Adams, en un centro, complicaron las cosas. Después de la revisión en el VAR, Kavanagh pitó la pena máxima. Paquetá, con su sangre brasileña, no se puso nervioso para batir a Kepa. Paradinha y gol.
En el momento más difícil del encuentro, donde parecía que la contienda había terminado, apareció un tal Enes Ünal. Ingresado al campo con la energía y confianza necesaria, el turcó cogió el balón para tirar una falta lejana. Tres pasos para coger carrerilla y para dentro. Ünal ponía el empate con un gol inverosímil en los minutos finales.
Ya en el añadido y con la gente del Vitality de pie, el partido se volvió loco, pero el cansancio de ambas camaradas les obligó a conformarse con el empate.
Próximos encuentros de Bournemouth y West Ham
El equipo dirigido por el ex del Rayo Vallecano, tendrá que viajar al norte-oeste de Inglaterra para jugar contra el Manchester United de Rúben Amorim.
Los de Lopetegui van a recibir delante su gente a una camarada que llega en horas bajas, por lo que tiene acostumbrado a hacer, como es el Brighton.