Los Spurs vencieron al Manchester United por 4 a 3 en un encuentro de mucho vértigo por la EFL Cup.
En tiempos en los que la pandemia por el COVID-19 azotaba al mundo, Amazon lanzó «All Or Nothing: Tottenham Hotspur», una docuserie que siguió la temporada 2019-20 de los Spurs, por aquel entonces bajo la dirección técnica de José Mourinho. Poco más de cuatro años después, ya con el australiano Ange Postecoglou al mando, dicho título le viene como anillo al dedo a la actual versión del equipo londinense, una que por momentos parecería pensar solamente en el arco rival y olvidarse completamente del suyo. Más que partidos de fútbol, el Tottenham juega partidas de póker: el «all-in» siempre está garantizado.
Un poderío ofensivo como pocos
Esta misma temporada, los Spurs han sido capaces de endosarle palizas a equipos de la categoría del Manchester City (0-4) o el Manchester United (0-3), ambas fuera de casa. Sin ir más lejos, el propio United fue su víctima en el día de ayer, en lo que fue un encuentro para el infarto que el ataque voraz de los Lilywites terminó decidiendo. Con un «10» creativo como James Maddison, dos especialistas en el uno contra uno como Heung-min Son -quien se inventó un gol olímpico- y Dejan Kulusevski y un delantero integral como Dominic Solanke, el peligro en el área contraria está a la orden del día. Postecoglou sabe que, en el golpe por golpe, su equipo tendrá prácticamente siempre más posibilidades de ganar que de perder.
La otra cara de la moneda: una defensa lastrada por las lesiones
Sin embargo, mientras que en el último tercio aflora el gol a favor, en el arco propio lo hace la sensación de inseguridad constante, agravada luego de las lesiones de Cristian Romero y Micky van de Ven. El argentino y el neerlandés conforman una de las mejores parejas de centrales de Europa, una que de todos modos no ha podido evitar que al Tottenham se le escapasen partidos que ya parecían definidos. Para muestra, lo ocurrido ante Chelsea ambos se lesionaron aquel día- o frente a Brighton, ambos encuentros definidos en favor del rival luego de que los Spurs desperdiciaran sendas ventajas de dos goles. En un juego tan cambiante como el fútbol, la volatilidad de los acérrimos rivales del Arsenal es total.
Otro aspecto que ha lastrado sus registros defensivos ha sido la baja de Guglielmo Vicario, quien desde su llegada a Londres a mediados de 2023 se ha convertido en el arquero indiscutible para Ange Postecoglou. Sin el italiano y su buen manejo con los pies, las dogmáticas salidas organizadas del Tottenham se han visto resentidas, hasta el punto de que el veterano Fraser Forster concedió dos goles que le permitieron al United ilusionarse con un posible empate. Saber adaptarse es una virtud, y si bien está claro que ser reconocible desde el juego es el primer paso para ganar, insistir en una idea impracticable también puede significar el primer acercamiento a la derrota.
Mucha verticalidad, poca pausa
Más allá del (severamente) sancionado Rodrigo Bentancur, los Spurs adolecen de un jugador capaz de retener la posesión y bajarle el ritmo a unos encuentros que se juegan a velocidades insostenibles. Es conocida la frase de Juanma Lillo, segundo entrenador de Pep Guardiola en el Manchester City y un sabio de los banquillos por excelencia, en la que expresa que «cuanto más rápido va, más rápido vuelve». Los bienes y males del Tottenham nacen a raíz de su postura no apta para cardíacos, pero poco parece importarle a un equipo de Postecoglou que, con temeridad, apuesta todo en cada juego. «This is All Or Nothing, my friends».