“Ante un rival tan físico e intenso como ellos (el Mallorca) tienes dos opciones: o les igualas en físico […] o eres fiel a tu idea y pones a todos los pequeñitos”. Con esta frase abrió Yago Iglesias la rueda de prensa posterior al pase a los octavos de final de la Copa del Rey. Toda una declaración de intenciones y una pequeña síntesis de a qué juega este Pontevedra y de por qué está consiguiendo lo que está consiguiendo.
El último truco de Yago Iglesias
Cuando, 45 minutos antes del encuentro, se hizo oficial el once titular seleccionado por el técnico ribeirense, el aficionado granate pudo advertir una novedad bastante significativa: no había delantero. Bueno, al menos, uno puro. El encargado de actuar en esa falsa punta de lanza no fue otro que Dalisson de Almeida. Un Dalisson que, por si no había quedado claro, juega de absolutamente lo que quiere y, todo sea dicho, rayando casi siempre a un nivel sobresaliente.
La idea que había tras esto, como explicó el míster tras el partido, era la de desorientar a unos centrales tan físicos como lo son los del Mallorca (en esta eliminatoria fueron Valjent y Copete, pero podrían haber sido Van der Heyden o Raíllo y la historia hubiera sido la misma). Yago sabía que mandar a un delantero centro a esa guerra era volver con las manos vacías. En su lugar, dejó a los centrales mallorquinistas sin referencia alguna, y Dalisson comenzó a moverse a las espaldas del doble pivote visitante (ayer conformado de inicio por Mascarell y Antonio Sánchez).
Una puesta en práctica brillante
Como resultado de esto se obtuvieron varios beneficios en la salida de balón. El primero, y que tiene mucho que ver con la valentía de este equipo, es que el hispanobrasileño se convirtió en una nueva opción para ejecutar ese tercer hombre que permitió, sobre todo en la primera parte, superar la presión alta del conjunto de Jagoba Arrasate. Aquí también jugaron un papel clave los centrales: tanto Pelayo como Mario Gómez debían atreverse a filtrar esos balones por dentro para ser capaces de superar líneas. A cualquier otro le hubiera temblado el pulso, pero no a ellos. No a este equipo.
El anterior párrafo pone de manifiesto lo que pasaba si Dalisson no era perseguido por los defensores baleares. ¿Qué pasaba cuando sí lo hacían? Eso, sumado a tener dos jugadores pegados a la línea de banda, provocó que la línea defensiva del Mallorca se estirase a lo ancho del terreno de juego y se descolocase. Cuando esto sucedía, era el momento de variar y buscar esos balones largos a la espalda, sobre todo de la mano (o, mejor dicho, del pie) de Manu Vizoso. Xabi Domínguez (partidazo una vez más), primero Chiqui (su lesión fue el único borrón en una noche histórica) y luego Álex González, fueron los encargados de ejecutar esos desmarques de ruptura que, en caso de llegar a recibir el envío, se quedarían prácticamente en una situación de mano a mano con Leo Román.
Samu Mayo, una de pulpo a la leonesa
Mención aparte merece la actuación (o, más bien, los dos últimos meses) de Samu Mayo. El centrocampista leonés está viviendo sus mejores momentos vistiendo la camiseta del Pontevedra y el equipo lo está notando.
El que lo haya ido viendo desde la temporada pasada ya sabe de sus virtudes con balón. Es un futbolista que no lo pierde ni aunque lo intente y no será por no tocarlo: se ofrece constantemente a centrales, laterales e interiores y no le quema en situaciones en las que otros estarían temblando de miedo. Siempre decide bien cuándo acelerar o ralentizar el juego y cuándo llevarlo hacia un lado o hacia el otro. Es el nexo perfecto entre las líneas defensiva y ofensiva, y un jugador vital para practicar el fútbol del que bebe Yago Iglesias.
A todo eso hay que sumarle lo que está haciendo sin balón esta temporada. Acumula decenas de robos por partido, algo que tiene el triple de mérito cuando te enfrentas a equipos de la Liga EA Sports. Parece estar en todos los sectores del campo, listo para anticipar y recuperar la posesión de balón. Está realizando un esfuerzo mayúsculo, por lo que convendría fichar ya a un futbolista para darle descanso ya que, desde la terrible lesión de Cambil, es el único mediocentro puro de la plantilla.
Una noche perfecta para el Pontevedra
Está claro que ser superior a un equipo de la máxima categoría no basta para derrotarles. Es tal la diferencia de nivel (al menos sobre el papel) que necesitas que te salga prácticamente todo bien. Y, frente al Mallorca, al Pontevedra le fue todo sobre ruedas.
En la primera parte, el conjunto lerezano tuvo más el balón, sí, pero la presión del Mallorca no estaba poniendo las cosas fáciles. Fue ahí cuando, en el minuto 21, Dalisson llevó el delirio a las gradas de Pasarón, ocupadas la noche del viernes por 10.200 granates, anotando una obra de arte que servía para poner al club gallego por delante. Primer objetivo cumplido, adelantarse en el marcador en prácticamente la primera ocasión de la que se dispuso.
Otro punto de inflexión es el 2-0. Cuando todo el mundo estaba pensando en las modificaciones que haría Jagoba y en cómo contrarrestarlas (alguno incluso hablaba de meterse atrás), el Pontevedra dobló su ventaja nada más comenzar la segunda parte. Yelko Pino (qué decir de él, para lo bueno y para lo malo), culminó de forma celestial un contragolpe de libro que acabó con una volea magistral tras un gran centro de Xabi Domínguez. Dos goles de renta daban cierta tranquilidad, pero los cambios que preparaba Arrasate no invitaban a la relajación. Quedaba mucha tela que cortar.
Rufo y un plan B eficaz
Lo cierto es que los jugadores que introdujo el entrenador vizcaíno variaron poco o nada el panorama. Darder (ya estaba sobre el verde en el 2-0) y luego Muriqi, Larin y Dani Rodríguez entraron para sumar, sobre todo, centímetros y balones al área.
Yago Iglesias no se quedó atrás y dio entrada a, ahora sí, un delantero centro puro: Rufo. Y es que el contexto ya no era el del inicio del partido. Ahora, asumiendo que el Mallorca se haría un poco con la posesión, sí merecía la pena mandar a un delantero a esa guerra con los centrales. Y quién mejor para eso que Rufo.
El delantero madrileño tardó 5 minutos en darle la razón a su entrenador. En el minuto 72 fue a una batalla que parecía perdida y de la cual acabó emergiendo victorioso. Regalo de Copete en la cesión a su guardameta y gol de listo. La ventaja de 3 goles obtenida gracias a ese tanto fue, quizás, sumada a la inoperancia ofensiva que estaba mostrando el Mallorca, el motivo por el que Yago no añadió centímetros atrás hasta pasado el minuto 80. Igor Irazu, central de casi 1’97m y que se presuponía importante ante un rival como el bermellón, no tuvo que entrar hasta el minuto 82. Eso sí, cuando lo hizo, fue el encargado de atar en corto a Muriqi.
Un Pontevedra de récord
No cabe duda de que el comienzo del 2025 invita a soñar a la parroquia granate. El Pontevedra es el segundo equipo de la cuarta categoría del fútbol español en toda la historia en superar a dos conjuntos de la máxima categoría. Pero no es tanto el “qué” sino el “cómo”: este hito se ha logrado siendo ampliamente superior a sus rivales y a través de un fútbol atractivo y brillante, de los que hacen afición. Eso sí, que esta maravillosa aventura copera no ciegue el juicio de nuestras mentes. El objetivo principal dista mucho de estar completado. Mientras tanto, que pase el siguiente y que siga sonando “La Morocha”.