Robert Lewandowski, el "9" de un Barça con necesidad de mayores movimientos sin la pelota en la última línea.

Bien es sabido que los delanteros viven de los goles, y Robert Lewandowski no es la excepción. Sin embargo, también es conocido que los equipos, como diría el intelectual francés Edgar Morin, «representan un todo, que es algo más que la suma de sus partes». Que el FC Barcelona sea capaz de seguir goleando -y aún más, de continuar apabullando a sus rivales- sin la figura de su goleador, por tanto, no debería sorprendernos. Hansi Flick, como buen orfebrero, ha labrado una exhuberante obra de arte cuya esencia, independientemente de los recursos utilizados en el proceso, siempre seguirá intacta.

Goles sí, movilidad no: Lewandowski en la máquina culer

Sus cifras (29 tantos en 30 partidos esta temporada) están fuera de toda duda. Es claro que su promedio goleador se ha visto ampliamente favorecido por el enorme caudal de fútbol del Barça. El dilema yace no tanto lo que aporta, sino en lo que resta. Y es que, en un colectivo tan coral, con un ritmo de juego muy elevado y constantes movimientos en pos del pasador, el polaco es un elemento fácilmente deducible para defensas rivales bien organizadas en su propio campo. Lewandowski necesita del Barcelona más de lo que el Barcelona necesita de Lewandowski.

No es casualidad que, sin el ex-Dortmund o Bayern, el conjunto culer haya jugado varios de sus mejores minutos en toda la temporada. Goleadas como el 1-5 al Mallorca en LaLiga o el 5-1 al Betis por los octavos de la Copa del Rey, así como el primer tiempo del festival contra el Valencia (7-1), lo atestiguan. Fuera con un Ferran Torres más vivo en los desmarques en profundidad o con un Dani Olmo con alma de centrocampista en la punta de referencia, el fútbol ha fluido mucho más de lo que seguramente lo hubiera hecho con el oriundo de Varsovia. Mientras que la estrella de un Lewy de 36 años poco a poco se va apagando, la del Barça brilla indefectiblemente.

El dato: su sociedad con Lamine Yamal

Con catorce pases/gol, Lamine es el máximo asistidor del Barcelona esta temporada. Uno podría pensar que el jugador más beneficiado por el genio creativo del equipo sería el «9», y si bien esto puede ser así sobre el papel, no lo es tanto a nivel de cifras duras: apenas en dos ocasiones ha sido Lewandowski el beneficiario directo de la magia del crack de Mataró. Si a eso le sumamos que el más asistido ha sido Raphinha, un jugador de permanente movimiento en su juego, la conclusión parece evidente. Con un delantero menos estático, el impacto de Yamal, aunque altísimo, sería todavía mayor.

Nada es para siempre, y en algún momento quien ha sido uno de los mejores del siglo en su posición dejará de jugar al fútbol. Flick ya ha demostrado recursos para potenciar las virtudes y esconder las carencias del polaco, especialmente en la presión. Sin embargo, el paso de los años termina pesándole a todos. RL9 deberá reinventarse si quiere seguir siendo Lewangoalski. Esa adaptación, en mayor o menor medida, determinará su futuro inmediato en Can Barça.

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