Pep Guardiola, frustrado en la noche parisina ante el enorme déficit físico y futbolístico de su equipo.

Algo parece haberse roto esta temporada en el lado celeste de Mánchester. Y no, no solamente fue el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha de Rodrigo Hernández, su mejor futbolista: el City ya no puede presionar ni defender en campo propio de la misma forma que lo llevó al pináculo del fútbol mundial, incapacidad que se evidenció en una muy dura derrota contra el PSG en París (4-2). Como ante el Brentford hace una semana, los Skyblues dilapidaron una ventaja de dos goles a favor por su deficitario trabajo sin balón. La cabeza falló primero; las piernas lo hicieron después.

La posesión, el dato que mata el relato

En el Parque de los Príncipes, el Manchester City dispuso de apenas un 36,9% de la pelota, el segundo registro más bajo de la era Pep Guardiola en la Champions League. Curiosamente, en ambos récords negativos está implicado Luis Enrique, quien contribuyó a que su PSG le arrebatara por completo el tesoro más preciado como hiciera su Barcelona en la edición 2016-2017. Con la figura de un falso «9» sobre el verde, sumada a la presencia de tres peloteros como Vitinha, Fabián Ruiz o João Neves, este último el MVP de la noche con una actuación digna del mejor Marco Verratti, no hubo forma de que los Skyblues le discutieran el dominio del esférico a los parisinos.

Otro factor que justificó la evidente superioridad local fue su sistema de marcajes individuales en bloque alto, uno que prácticamente nunca pudo descifrar un City sin claridad en la base de la jugada. Los envíos directos para que Erling Haaland aguante y ponga de cara a los Bernardo Silva, Kevin De Bruyne, Phil Foden o Savinho fueron los pocos argumentos que encontró un conjunto totalmente desnaturalizado. La pelota le quemaba al «Pep Team».

La edad es un número…y el City está en rojo

No es casualidad que se hable de un «viejazo» de varias glorias del City durante la última década como Ederson, De Bruyne, Bernardo o Gündoğan. Al fin y al cabo, la edad media del XI que alineó Guardiola ayer fue del 27,5, un promedio muy superior al 24,4 de su rival. Llegar tarde o no llegar a las disputas ha sido la tendencia habitual durante este fatídico curso, en gran parte porque quien contribuía a compensar la estructura ha tenido que ver cómo su equipo quiere pero no puede desde la grada.

Ya lo dijo Guardiola en una entrevista con TNT Sports: Su equipo no está preparado para jugar a los elevados ritmos de juego que imperan en el fútbol moderno. Es palabra de Pep, quien hace un «mea culpa» al reconocer la corta plantilla que ha confeccionado y ha tenido que acudir al mercado urgentemente para empezar la que será su segunda gran revolución en la ciudad mancuniana. Solamente con cabezas y piernas más frescas, alejadas del desgaste que supone mantenerse tantos años en la cima, se atisbará una recuperación para el Manchester City.

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