El Real Madrid fue capaz de remontar un encuentro que mereció ganar desde el principio, pero que, tras no materializar las ocasiones claras, tuvo que levantarlo aprovechando los errores del Manchester City. Los locales no supieron administrar la ventaja después del penalti anotado por Haaland y la presión de competir frente al vigente campeón, fue superior a un Ederson que terminó señalado. La épica merengue resurgió de nuevo ante la mirada atónita de un Guardiola que fue el reflejo del mundo del fútbol. ¿Cómo es posible que las hazañas sean el modus operandi madridista?
Camavinga y Ceballos
Carlo Ancelotti le confesó en la zona mixta a Ricardo Sierra, entrevistador de Movistar Plus, que había tenido dudas entre Ceballos o Modric para el centro del campo. Puede que esa indecisión se debiera a la gran actuación que el croata realizó frente al Leganés en Copa del Rey y porque la experiencia es un grado y de eso el de Zadar tiene para dar y tomar. No obstante, el despliegue defensivo del de Utrera ya fue determinante ante el Atlético de Madrid, por lo que el técnico acabó decantándose por el ex del Betis.
El resultado le dio la razón a un ‘Carletto’ que fue consciente de lo que suponía perder a Valverde en la medular. Primero porque Dani prácticamente le regaló el empate a Mbappé con una asistencia sublime, y segundo porque el mediocentro fue preciso en sus pases con un 96% de acierto. Además, la solidaridad y el esfuerzo del andaluz, permitieron que Bellingham pudiera presionar más arriba la salida de balón de los ‘citizens‘. A cambio, su error en el penalti lo enmendó el propio Jude.
Algo que de bien seguro también agradeció Eduardo Camavinga. Otro de los grandes protagonistas del choque, aunque su papel tienda a pasar desapercibido. La omnipresencia del galo en las coberturas y ayudas sorprendieron, teniendo en cuenta que acumulaba pocos minutos después de salir de lesión. El francés no entiende de dosificación y se empleó a fondo para detener las llegadas de los De Bruyne, Bernardo Silva…además de las internadas de Gvardiol, Akanji y Foden.
Asencio y Valverde
Enfrentarse al Manchester City es sinónimo de sufrir delante del vendaval ofensivo liderado por un gigante noruego. Hasta el momento, parecía que Rüdiger se había consolidado como el remedio ideal para anular al ‘killer’ nórdico, pero después de que Anfield se diera cuenta con Darwin Nuñez, el Etihad también presenció como otro central le plantaría mucha cara al ‘vikingo’: Raúl Asencio. Y es que, pese a que Halaand marcó dos goles, la sensación es que el canterano del Real Madrid fue superior en un duelo en el que, literalmente, saltaron chispas. Una consagración en toda regla de un futbolista que ya es todo un presente.
Igual que Fede Valverde, del que Ancelotti habla maravillas y no es para menos. Capaz de ocupar cualquier posición sobre el césped, el charrúa es el comodín ideal para hacer olvidar las múltiples bajas que azotan la enfermería merengue. Sin rechistar, se adueñó del flanco derecho desde el puesto de lateral derecho y no hubo rastro ni de Grealish antes de lesionarse, ni de Savinho cuando se cambiaba de banda.
Bellingham y Brahim
Dos buenos amigos se abrazaban al finalizar la batalla delante de los micrófonos. La felicidad del momento y de saberse héroes de la noche, hacía olvidar el cansancio de un inglés que corrió hasta la gloria en el tiempo añadido. Jude Bellingham temía que Vinicius no transformara la vaselina frente a su compatriota y su previsión fue premiada con éxito.
Una muestra de esa energía inagotable que desplegó el británico y que puso la guinda para que los hinchas desplazados a Manchester cantaran al ritmo de los Beatles. Una gesta que comenzó un Brahim que salió como revulsivo y cumplió con su misión. El internacional marroquí no dejó escapar el cuero que se le presentó tras un rechace y la mandó a guardar para desatar el caos a unos ‘skyblues‘ que ya se temían lo peor y que acabó pasando.
Vinicius y Mbappé
Precisamente, fueron los propios aficionados celestes los que ayudaron a que una de las principales armas del Real Madrid mostrara su mejor versión. El karma castigó a la hinchada que desplegó un tifo con la imagen de Rodri besando el Balón de Oro, acompañado de: Stop cryng your heart out / Deja de llorar con todo tu corazón. Aquello fue un estímulo positivo para un Vinicius que fue elegido como el MVP del choque, dejó en lágrimas a la grada y mostró las 15 Champions que tiene el club al que defiende.
Por las mismas que Mbappé fichó por el conjunto blanco. Es cierto que no estuvo acertado de cara al gol, pero en la ocasión más insólita, el tanto acabó por entrar y provocó la sonrisa de todos. Parece que al final sí pueden jugar los 4 galácticos juntos, siempre y cuando lo hagan como contra el City. Lo que es seguro, es que el francés ha recuperado su esencia y eso será crucial para la vuelta en un Santiago Bernabéu, donde el Real Madrid ya partirá con ventaja.