«El paso por Europa te ayuda, te mejora. Trabajé en un montón de dificultades que tenía. El Santiago que se pueden encontrar puede tener más en la parte ofensiva. Durante el tiempo que estuve en Alemania me lo inculcaron». Estas eran las palabras de Santiago Ascacíbar, centrocampista de 27 años nacido en La Plata -capital de Buenos Aires-, en su regreso a su querido Estudiantes a principios del 2023.
Surgido en la cantera pincharrata, El Rusito emigró en 2017 hacia tierras germanas de la mano del Stuttgart, cuando apenas cumplía veinte primaveras. De gran rendimiento en la ciudad de Mercedes-Benz, su salto al Hertha de Berlín no tuvo el rendimiento esperado, y un breve paso por la Cremonese en calidad de cedido lo hizo tomar la decisión de volver a sus raíces, aunque en una versión muy distinta a la de su primer paso: de ser un mediocentro de marcado corte defensivo, Ascacíbar pasó a ser uno de los mejores llegadores del fútbol argentino.
Los datos de su metamorfósis en un «box-to-box»
Al momento de su partida de City Bell, Santiago Ascacíbar no había convertido ni siquiera un solo gol como profesional. Acostumbrado a jugar en la base en el Estudiantes dirigido por Nelson Vivas, el volante platense estaba encargado de tareas más relacionadas a la destrucción del juego rival que a la construcción ofensiva propia. Fue en Alemania en donde, sin perder su faceta defensiva –promedió más quites (93) que nadie en la Bundesliga 2021/22-, empezaría gradualmente su reconversión. Si en sus tres temporadas en Stuttgart anotaría un gol y daría cuatro asistencias, en el mismo período en Berlín aportaría la misma cantidad de tantos y tan solo un pase de gol menos. Sin ser cifras espectaculares, simbolizaban el principio de una evolución que luego, en el fútbol argentino, se cristalizaría definitivamente.
Antes de ello, Ascacíbar tuvo un paso por Cremona, ciudad de una Unione Sportiva Cremonese por entonces recién ascendida a la Serie A. Más allá de su efímero semestre en el Calcio, dentro de los 727 minutos que disputó con la camiseta grigiorossi se desprenden varios datos interesantes: fue uno de los veinte centrocampistas con más disparos (1,73) y uno de los veinticinco con más acciones generadas para la creación de tiros (3,09) por partido. Particularmente meritorios son estos registros si tenemos en cuenta que su equipo fue incapaz de ganar ningún partido en la primera vuelta de la edición 2022/23 de liga -acabaría descendiendo a final de temporada como penúltimo de la clasificación- y que solamente fue titular en siete partidos de los trece que disputó. Lo que estaba claro es que El Rusito ya era más que un mediocentro, y así se encargaría de demostrarlo.
La explosión de Ascacíbar como llegador
«No se habla mucho de él. Parece que tiene el mapa de la cancha. Es un jugador que escasea en el fútbol argentino«, sostuvo Eduardo Domínguez, entrenador de Estudiantes, luego de la participación decisiva de Ascacíbar en el triunfo de su equipo por 2 a 0 ante Racing de Avellaneda. Con el gol de ayer, ya son doce anotaciones en los últimos dos años para quien hoy, luego de la salida del legendario Enzo Pérez, es el líder futbolístico en el centro del campo pincharrata. Con su despliegue en la presión, su capacidad para recuperar balones y su claridad para distribuir, su contribución excede a la simple valoración de cifras.
En plena edad de madurez, no sería una locura plantear una convocatoria con la selección nacional, a la que solamente ha podido representar en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y en tres amistosos en 2018, en los inicios del histórico ciclo de Lionel Scaloni al frente de La Albiceleste. Independientemente de su futuro -ha sido vinculado en varias ocasiones a grandes del fútbol argentino como Boca Juniors o River Plate-, Ascacíbar lo tiene claro: en un Estudiantes que quiere comandar una revolución de la mano de Juan Sebastián Verón en la presidencia y del empresario norteamericano Foster Gillett como inversor, El Rusito quiere ser el emblema de la nueva era del León. Como él al área rival, el futuro llegó hace rato.