Si hay un delantero que será recordado con el paso de los años, ese es, sin lugar a dudas, Gabriel Batistuta. En sus comienzos, no tenía pensado ser profesional, pero su gran capacidad para perforar las porterías rivales cambió por completo su vida.
Sus piernas escondían un potente golpeo de balón, como si de un cañón se tratase, un cabezazo imparable y una gran capacidad para realizar disparos con precisión e inverosímiles. Además de eso, era ágil y poseía un gran físico, lo que lo convirtió en uno de los mejores 9 de su época.
En su 56º cumpleaños, repasaremos en este reportaje todo lo que ha logrado uno de los mejores delanteros argentinos de la historia.
Inicios de Gabriel Batistuta, su paso de River Plate a Boca Juniors y primer gran título con Argentina
Gabriel Omar Batistuta nació en Avellaneda, provincia de Santa Fe, el 1 de febrero de 1969. Desde pequeño fue un apasionado del deporte y, en sus inicios, practicó baloncesto, voleibol y fútbol, siendo este último el que, de manera inesperada, se convertiría en su verdadera pasión.
En un partido con la selección local en la ciudad de Reconquista, donde marcó dos goles, llamó la atención de los ojeadores de Newell’s Old Boys, quienes se interesaron en ficharlo. Al principio, Batistuta se negó, priorizando sus estudios, pero luego cambió de opinión y decidió unirse a los rojinegros.
Su debut con el primer equipo llegó en septiembre de 1988, en un partido ante San Martín. Con ocho goles en 28 encuentros, contribuyó a la consecución del campeonato argentino y disputó la final de la Copa Libertadores, que su equipo perdió ante Nacional de Uruguay.
Un año después, Batistuta fichó por River Plate, donde jugó una temporada, marcando cuatro goles en 21 partidos. A pesar de ganar el campeonato de liga, el entrenador de los millonarios en ese momento, Daniel Passarella, no confió en él, lo que lo obligó a marcharse tras solo 12 meses.
Su siguiente destino fue Boca Juniors, el eterno rival de River. También jugó solo un año en el equipo xeneize, pero dejó una huella imborrable: formó una dupla letal con Diego Latorre y, en 1991, conquistó el Torneo Clausura, anotando un total de 13 goles.
Su gran rendimiento le permitió ser convocado por la selección argentina para disputar la Copa América de ese mismo año en Chile. Argentina se consagró campeona, y Batistuta brilló como máximo goleador del torneo, llevándose la Bota de Oro con seis tantos.
Su fichaje por la Fiorentina para hacer olvidar a Roberto Baggio
Su gran actuación en la Copa América despertó el interés de varios gigantes europeos que deseaban hacerse con sus servicios. La ACF Fiorentina, que había perdido a Roberto Baggio tras su fichaje por la Juventus, se convirtió en el destino definitivo del delantero albiceleste.
Gabriel Batistuta llegaba a la Serie A, considerada en aquella época la mejor liga del mundo. Al principio, le costó adaptarse, pero poco a poco sacó a relucir todo su potencial ofensivo. Sus 13 goles en 27 encuentros fueron clave para que su equipo terminara en la zona media de la clasificación.
«Batigol» demostró ser un rematador letal, ganándose rápidamente el cariño de la afición «viola». En 1992, la Fiorentina aspiraba a lo más alto y fichó a grandes jugadores como Stefan Effenberg y Brian Laudrup. Sin embargo, las cosas no salieron como se esperaba, y, a pesar de los 16 goles anotados por el «Rey León», el equipo acabó descendiendo a la Serie B.
A nivel internacional, Batistuta siguió brillando. Con Argentina, conquistó la Copa Confederaciones en 1992 y, un año después, logró el bicampeonato en la Copa América de 1993. En la final ante México, firmó una actuación memorable al anotar los dos goles que le dieron el título a la Albiceleste, consolidándose como uno de los mejores «9» de su época.
Su brillante torneo despertó el interés de clubes como el Real Madrid, el AC Milan y el Manchester United, que se disputaban su fichaje. Sin embargo, en un acto de lealtad, Batistuta decidió quedarse en la Fiorentina con la misión de devolver al equipo a la élite del fútbol italiano.
Regreso a la Serie A por todo lo alto y chasco de Batistuta en su primer Mundial con Argentina
Con Claudio Ranieri como entrenador de la Fiorentina, Gabriel Batistuta fue decisivo, aportando 16 goles para lograr el campeonato y el ascenso directo a la Serie A. A nivel internacional, también desempeñó un papel fundamental en la clasificación de Argentina para el Mundial de Estados Unidos 1994.
En su primer partido en una Copa del Mundo, Batistuta anotó un espectacular hat-trick contra Grecia. En octavos de final, Argentina se enfrentó a Rumanía, pero un positivo por dopaje de Diego Maradona en un control antidopaje provocó que la Albiceleste fuera eliminada prematuramente. Este golpe afectó profundamente a Batistuta y a todo el país.
Con la Fiorentina alcanzó su mejor momento como futbolista: en la temporada 1994/95, fue Capocannoniere de la Serie A con 26 goles. Además, en la 1995/96, logró sus primeros títulos a nivel de club, ganando la Copa y la Supercopa de Italia.
El año siguiente disputó la Recopa de Europa, donde con 4 dianas estuvo cerca de alcanzar su primera final europea. Para el recuerdo quedará su golazo frente al FC Barcelona, donde provocó el interés de los culés en su fichaje. Pero la marcha de Ronaldo Nazario y el posterior fichaje de Sonny Anderson, provocó que Louis Van Gaal desestimara su llegada.
En el Mundial 98, Batigol llegó con ganas e hizo una tripleta ante Jamaica pero todo se vino abajo cuando la Holanda les mandó para casa con aquel gol de Dennis Bergkamp en cuartos de final.
Primer Scudetto con la Roma y últimos compases de la gran carrera de Gabriel Batistuta
Después de 9 temporadas en la ACF Fiorentina, donde se convirtió en leyenda e ídolo absoluto, Gabriel Batistuta dejó una marca imborrable en el club. Con 207 goles en 333 partidos, estuvo a punto de convertirse en el máximo goleador histórico de las «violas».
En el verano de 2000, la AS Roma de Fabio Capello pagó 36 millones de euros por el delantero argentino. Batistuta llegó con el objetivo de conquistar el Scudetto, y con sus 20 goles, logró su primer gran trofeo a nivel de club, ganándose un lugar en los corazones de los aficionados romanos.
Sin embargo, su carrera estuvo marcada por los dolores en sus rodillas y tobillos, que arrastró desde sus últimos años en la Fiorentina. A pesar del dolor, Batistuta continuó demostrando su calidad en el campo.
Con la selección nacional, disputó su último Mundial en 2002, en Corea y Japón. Lamentablemente, la eliminación temprana de Argentina en la fase de grupos significó el final de su carrera con la Albiceleste, pero Batistuta dejó un legado con 56 goles en 78 partidos, colocándose entre los máximos goleadores de su país.
Tras 33 goles en 87 partidos con la Roma, fue cedido al Inter de Milán, donde jugó solo 12 partidos y marcó 2 tantos. Posteriormente, se trasladó al Al-Arabi de Catar, donde, a los 35 años, colgó las botas tras anotar 24 goles en 27 encuentros y convertirse en el máximo goleador de la liga.
Con 663 partidos jugados y 356 goles, Batistuta es considerado uno de los grandes delanteros de Argentina. Tras su retiro, las secuelas de sus lesiones lo dejaron con dificultades para caminar, pero una prótesis resolvió muchos de sus problemas. Así terminó una de las carreras más brillantes de la historia del fútbol.