El talento no se fabrica, pero el compromiso, esfuerzo, sacrificio y el sudor no viene instalado, lo tienes que crear tú. Hay muchos futbolistas que tienen muchísimo talento pero no suda por sus compañeros y por su escudo. Los que triunfan, o al menos se ganan el cariño de su gente son los jugadores diferenciales, pero que sin tener el cuero tienen las misma intensidad y la misma mentalidad. Brahim ayer fue el ejemplo a seguir, en una noche de Champions. No solo marcó, también se dejó la piel en el campo para avisar a Ancelotti que él quiere jugar la vuelta.
Liderazgo Brahim
El Atlético de Madrid jugó y pasó mucho tiempo en campo rival. Los de Simeone dominaron mucho tiempo el choque. Cuando el club blanco más dañado estaba, casi sin pulsaciones, pero el médico Brahim Diaz apareció y le ingresó una dosis de energía a los del técnico italiano. El Santiago Bernabéu esperaba que Vini y Mbappé brillaran, pero ya se dice que el fútbol no tiene explicación. El futbolista marroquí bailó a los rojiblancos en una baldosa para poner patas arriba al Bernabéu.
El gol fue la excusa para que la gente se diera cuenta del trabajo que está haciendo. 6 duelos ganados, 4 intercepciones, 3 entradas, 50 de 53 pases acertados y el golazo. Cuando marcó sacó toda la rabia y toda la energía que estaba derrochando por el césped retráctil del templo blanco. Gracias a toda esa aura que transmitió el ex del Milán, el Madrid pudo ganar la ida.
”O corres o marcas la diferencia”
Ancelotti lo tiene claro, o te machacas corriendo y esforzándote o eres el distinto del encuentro. Brahim no quiso cumplir una, sino que aprobó las dos. Sus controles orientados protegiendo con el cuerpo y con la pelota pegada a ambas botas. Es muy difícil arrebatarle el cuero a él. El sudor no lo negoció. Después del gol siguió acumulando kilómetros para intentar tener más ventaja para la vuelta al Metropolitano.