El Barcelona goleó al Dortmund y dejó casi sentenciada su clasificación a las semifinales de la Champions.

En la misma semana en la que el Real Madrid fue vapuleado por un Arsenal excepcional, el FC Barcelona firmó uno de sus mejores partidos en la temporada y pasó por encima de un Borussia Dortmund totalmente impotente. De la mano de un Lamine Yamal mágico, los dirigidos por Hansi Flick dejaron la eliminatoria prácticamente vista para sentencia, con un 4-0 que evidencia lo que es este Barça: una verdadera aplanadora.

«Primero toca jugar ante el Leganés. Todavía no estamos clasificados», declaró Flick luego del partido. El entrenador alemán, de admirable frialdad en un contexto de euforia generalizada, es consciente de que la línea fina que separa a los grandes colectivos de los equipos de época es el tiempo que logran mantenerse en la cima. Con todos los frentes abiertos, su conjunto tan voraz y jovial tiene con qué soñar.

Un primer tiempo de dominio precipitado blaugrana

Los jugadores del Barça saltaron al terreno de juego con la intensidad y la confianza de quienes se saben superiores a sus rivales desde el minuto cero. Ante un Dortmund plagado de perfiles capaces de lastimar en transición, el cuadro culé halló su principal bastión en la agresividad de un auténtico devorador de espacios como Raphinha. El brasileño, hambriento de gloria y de números similares a los del mejor Leo Messi, fue un dolor de cabeza con cada una de sus rupturas en el lado débil del BVB, uno que ni Julian Ryerson ni Emre Can pudieron cerrar.

Pese a su altísimo volumen de llegadas -11 remates, seis de ellos al arco de Gregor Kobel-, el Barcelona apenas logró convertir un gol en la primera mitad. Con un juego muy acelerado y un cúmulo de imprecisiones en el último tercio, la apertura de espacios dentro de la estructura blaugrana emparejaron el partido a favor del equipo germano.

Con Karim Adeyemi y Jamie Bynoe-Gittens desbordando a perfil natural y un Serhou Guirassy imponente en los duelos físicos, el empate negriamarillo pudo haber llegado. Una ilusión que, al comienzo de la segunda parte, se difuminó por completo.

Presión, posesión y goles: FC Barcelona en estado puro

Si en los 45′ iniciales el juego pasó menos de lo que hubiera debido por los pies de Pedri y de Frenkie de Jong, en los restantes fue todo lo contrario. En la jerarquía del canario y del neerlandés se cimentó un segundo tiempo de ensueño para los blaugranas, que pasaron de juntarse por el lado izquierdo a hacerlo por el lado derecho.

Allí, la figura de Lamine Yamal, una máquina de generar ventajas a sus insólitos 17 años, emergió en su máxima expresión. Con sus clínicos cambios de orientación, Íñigo Martínez se cansó de activar al mago de Mataró, que respondió con dos fantásticas pre-asistencias y un gol para el 4-0 definitivo. Como para que algunos señalen, de forma totalmente absurda, su falta de acierto de cara al arco rival.

Es imposible no mencionar a Fermín López, un jugador hecho prácticamente al molde para jugar en este Barça. Dinámico como nadie, su capacidad para repetir esfuerzos en la presión y en los desmarques fueron un arma letal. Con un Robert Lewandowski más enfocado en fijar a los centrales rivales, el canterano compensó con su peligro en profundidad y se fue de Montjuïc dejando una asistencia y la sensación de que, sin Dani Olmo, el puesto de tercer centrocampista es suyo.

El triplete, un objetivo en la mira

Ya adentrados en el tramo final de la temporada, ese en el que se ganan o se pierden los grandes títulos, es inevitable pensar a este Barcelona como un gran candidato a llevárselo todo. Si hace una semana Hansi Flick decía que «soñar con el triplete es posible, pero hay que estar centrados», hoy esa visión es más clara en Can Barça. A falta de la vuelta en el Signal Iduna Park, apenas cuatro partidos separan al líder de LaLiga y finalista de la Copa del Rey de su sexta Champions.

Con Szczęsny consagrado como un líder en el arco, dos prodigios físicos en los laterales como Balde y Koundé, dos centrales valientes y técnicos como Íñigo y Cubarsí, un centro del campo dominante y complementario formado por Pedri, de Jong y Olmo/Fermín/Gavi y un tridente voraz con los Raphinha, Lewandowski y Yamal, este FC Barcelona puede ser lo que desee. Mientras tanto, el aficionado nunca olvidará el baile inolvidable que su equipo, el más representativo e ilusionante en muchísimo tiempo, dio en unos cuartos de final de la Champions League.

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