Tras la muerte de su fisioterapeuta, el conjunto del sur de Italia lució un mensaje de protesta después de negarles el aplazamiento del partido contra la Atalanta
Una gestión vergonzosa y un enfado lógico
La Serie A se vuelve a equivocar en su manejo del calendario.
Esta vez, casi consecutivamente, pues con el reciente deceso del Papa Francisco, el organismo italiano de fútbol tuvo, acertadamente, que trasladar ciertas fechas para cumplir con el lógico luto, pero al Inter le hizo daño por lo comprimido que tiene el calendario y se notó en la lesión de Pavard y en el físico de los jugadores, que están al límite y van a llegar muy mermados a Barcelona para la ida de las semifinales de la Champions.
La respetable decisión de posponer los encuentros por el fallecimiento del pontífice provocó un terremoto en el resto de la competición nacional, pero el enfado del Lecce es mayúsculo porque entienden que no se ha respetado el duelo por uno de los suyos, Graziano Fiorita, que nos dejó la semana pasada.
La Serie A obligó al equipo a jugar en Bérgamo, aun sufriendo un acontecimiento durísimo tan recientemente, por lo que lucieron el lema «Ningún valor, ningún color» (Nessun valore, nessun colore) y un crespón negro en lugar de su escudo.
Algo más que un empate
Los del Via del Mare, que se jugaban la vida y alejarse del descenso, cumplieron con creces y empataron en el estadio de la Atalanta, que solamente se juega ya acabar en puestos de Champions en otro mal partido y en una temporada donde lo lucharon, pero no les dio.
El equipo se ha caído completamente y no supo remontar el vuelo cuando debió, dilapidando toda opción de remontada y de lucha por títulos.
Más allá de una simple ‘X’ en la quiniela que puede acercarlos al objetivo, el empate del Lecce significó el poder dedicar la igualada a un trabajador que tanto empeño puso al servicio del club.
Descanse en paz.