A falta de pocas jornadas para concluir la Premier League, trofeo del que seguramente sea campeón, en las oficinas de Anfield ya se espera el 1 de julio para empezar a trabajar en las salidas y llegadas que la plantilla necesita. El Liverpool es un equipo donde siempre se exige el máximo y la directiva, muy criticada últimamente, lo sabe.
Ventas: fin de ciclo
En la plantilla de Slot hay futbolistas que ya no pueden continuar en la plantilla, sobre todo por rendimiento. Es el caso de Darwin Núñez o Luis Díaz (y Robertson cada vez da más motivos para dejar de ser titular), aunque Joe Gomez, Wataru Endō y Kostas Tsimikas también podrían abandonar el equipo en búsqueda de minutos, aunque no se descarta su continuidad del todo porque son jugadores muy válidos para la «unidad b».
También se ha rumoreado con una salida de Harvey Elliott, pero parece poco probable. Por supuesto, gran parte de la planificación se supedita a expensas de lo que ocurra con Alexander-Arnold (parece que se irá al Real Madrid), Salah y Virgil, que acaban contrato el 30 de junio.
El Liverpool plantea sustituirlos a todos ellos con inversiones de dinero en esas posiciones, especialmente en el caso del lateral izquierdo y el ataque, las posiciones más señaladas por los aficionados durante la temporada debido a la mala forma de los activos en esas posiciones.
Llegadas: el foco, en el Bournemouth
Además de Dean Huijsen, el conjunto de Andoni Iraola posee a otros jugadores interesantes como Semenyo y Kerkez, precisamente dos jugadores a los que el Liverpool vigila de cara a la próxima temporada.
Salah (si continúa) en julio cumple 33 años y necesita un relevo de nivel. Lo mismo ocurre con Robertson, al que cada vez más se le ven más malas actuaciones en el campo (sin ir más lejos, ante el Fulham) y que no es ni una sombra de lo que fue.