¿Qué ha fallado en la temporada del Atlético de Madrid?

Nadie dijo que ganar títulos fuera fácil. Y si no, que se lo pregunten al Cholo Simeone y a los aficionados del Atlético de Madrid. Uno de los mayores símbolos de reconocimiento de este equipo siempre ha sido, es, y sin lugar a dudas seguirá siendo, la capacidad de rehacerse una y otra vez después de cada revés y pelear hasta el final cada partido. Sin embargo, esto no siempre es tan sencillo. Después de una dura derrota, levantar cabeza puede ser una tarea sumamente complicada, ya no solo para la afición sino también para los jugadores.

Una temporada que ilusionaba

Tras varios años de mercados de fichajes donde el máximo gasto que se hacía no era ni de cerca proporcional a lo que debería gastar un equipo de la talla del Atlético de Madrid, el verano de 2024 fue un acontecimiento histórico para los aficionados rojiblancos. Desde el fichaje de Luis Suárez en la temporada 20/21, donde el Atleti se proclamó campeón de Liga, no ha tenido lugar otro fichaje ‘top’. Más bien fueron parches para tapar carencias puntuales del equipo.

Sin embargo, el mercado pasado fue diferente: 185 millones de euros fue la cifra que gastó el Atleti con motivo de realizar nuevas incorporaciones. Aunque es cierto que después de bastantes salidas, reducciones de salario y nuevos patrocinios, la inversión no fue tan holgada como podría parecer.

De esta manera, las incorporaciones de Julián Alvarez, Conor Gallagher, Alexander Sørloth y Robin Le Normand como principales estrellas, prometía a la afición del Atético de Madrid una temporada ilusionante y en la que, tal vez, se podría conseguir algún que otro título.

Polémica eliminación en Champions

La temporada europea del Atlético de Madrid daba comienzo con este nuevo formato que consistía en una fase de liga con ocho partidos para clasificar a octavos de final. Los rojiblancos finalmente se clasificaron entre los ocho primeros (en quinta posición) con 18 puntos, tras perder únicamente dos partidos de la fase de liga, contra Bénfica (4-0) y Lille (1-3). Sin embargo, las sensaciones eran muy buenas.

Se habían logrado grandes partidos, destacando la goleada por cero goles a seis al Sparta de Praga o la contundente victoria por 1-4 en el Red Bull Arena. De hecho, el Atleti había sido el equipo que más goles había metido de los ocho primeros clasificados, solo por detrás del FC Barcelona.

La ida en el Bernabéu

Tras una fase de liga bastante plácida y cómoda, el azar decidió que hubiese un derbi madrileño en octavos de Champions. Un Real Madrid que no estaba en su mejor momento se medía al Atlético de Madrid en una eliminatoria a doble partido. El partido de ida, en el Santiago Bernabéu acabó con victoria local (2-1), después de un partido donde el Atleti no salió a ganar, quizá por miedo, quizá por esperar a errores del rival… No es claro el motivo pero si es obvio que no fue ni de lejos el mejor partido de los del Cholo fuera de casa. Finalmente el resultado no fue tan terrible, y es que Julián Alvarez se inventó un auténtico golazo para recortar distancias, por lo que la eliminatoria se debería decidir en la vuelta.

Como de costumbre, la polémica se sirvió en el tanto de la victoria del Real Madrid. Y es que algunas horas después de la finalización del partido, conocimos que en el momento del golpeo de Brahim Díaz, Vinicius Jr se encontraba en el campo de visión de Jan Oblak, impidiendo la correcta intervención del guardameta rojiblanco en el momento del chut. Sin embargo, esto quedó en nada por haberse «descubierto» una vez terminó el encuentro.

La vuelta en el Metropolitano

Una semana después llegó ese momento. El Metropolitano era una caldera y los jugadores sabían de la importancia de ganar ese partido. Y se notó. Las sensaciones eran completamente distintas a las del partido de ida: jugadores con ganas de salir a ganar el partido y con ansias de incomodar a un rival que no era ni de lejos el más en forma que había pasado por ese estadio. Tantas eran las ganas de ir a por el rival, que antes incluso del minuto uno de juego, Conor Gallagher convirtió el primer gol, igualando así la eliminatoria.

El partido no continuó con la misma intensidad, y no se vivieron demasiadas ocasiones de peligro a lo largo del partido. A excepción de un penalti a favor del Real Madrid en la segunda mitad que Vinicius Jr se encargó de errar. Así, llegó el minuto 90, y pasada también la prórroga, el partido debía resolverse en la tanda de penaltis.

La polémica llegó en el tercer penalti de la tanda. Cuando Julián Alvarez se dispuso a lanzarlo, el VAR afirmó que el delantero argentino había tocado dos veces el esférico, por lo que se invalidó su gol, condicionando de manera directa el resto de lanzamientos. Finalmente, el Real Madrid salió victorioso de aquella tanda y clasificó a cuartos de final de la Champions League. El propio Simeone sabía de que iba el asunto cuando declaró enfadado en rueda de prensa: «¡Que levante la mano quien vio que la tocó dos veces Julián!» Nadie en la sala de prensa alzó la mano.

Escándalo con la UEFA

Y efectivamente, tal y como muchos aficionados del Atlético de Madrid habían pensado, en el penalti de Julián se produjeron cosas «extrañas». Casi 24 horas después del partido, la UEFA emitió un comunicado explicando por qué se había tomado la decisión de invalidar el penalti. Los argumentos eran lógicos, sin embargo, no aplicaban al caso que realmente ocurrió con Julián Alvarez, y ya para colmó, el vídeo que adjuntaban en dicho comunicado estaba manipulado. Según un estudio del LIFe (Laboratorio de Informática Forense europeo), había «anomalías en los fotogramas» que indicaban una clara edición del vídeo para hacer ver que el balón fue golpeado claramente dos veces, cuando no fue así.

Tristemente, la eliminación del Atlético de Madrid de la Champions quedó manchada por un escándalo sin precedentes tras una auténtica metida de pata del colegiado de VAR en el partido de vuelta.

¿Qué ha fallado en la temporada del Atlético de Madrid?
Julián Alvarez ejecutando el lanzamiento del penalti ante el Real Madrid | Europa Press

A las puertas de la final de la Copa del Rey

Siempre se dice que la Copa del Rey es un trofeo precioso que cualquier equipo desearía ganar cualquier año, más aun para la gente del Atleti. La travesía copera dio comienzo ante la Unió Esportiva Vic el pasado 31 de octubre de 2024, donde un doblete de Julián Alvarez dio el pase a la siguiente ronda a los rojiblancos. Las siguientes eliminatorias fueron relativamente sencillas para el Atlético: Cacereño, Marbella, Elche y Getafe fueron los rivales a los que los colchoneros tuvieron que ganar para llegar a la primera prueba de fuego tras conocer a su rival en semifinales de Copa, el FC Barcelona.

Desde luego que no era un rival nada más fácil, además la situación del Atlético de Madrid en aquel momento se presentaba complicada, y no precisamente porque el Atleti jugase mal, sino por la cantidad de compromisos de alta exigencia que iban a tener en tan solo un mes. Tres partidos contra el FC Barcelona (dos en Copa y uno en liga), dos contra el Real Madrid (Champions League), y entre medios dos compromisos ligueros contra Espanyol y Getafe (de los cuales no ganó ninguno).

Milagroso empate en Montjuic

Aún así, el nivel en Copa no fue ni mucho menos reprochable. En la ida se empató 4-4 en un partido que será recordado en la historia como uno de los mejores partidos de este torneo. El encuentro empezó de la mejor manera posible, inimaginable hasta para el propio Simeone. Apenas en el minuto seis de juego, el Atleti ya se ponía 0-2 en el marcador, con goles de Julián y de Antoine Griezmann.

Sin embargo, el Barça (como era previsible) no se vino abajo y fue a por el partido, hasta el punto de ponerse dos goles por encima en el 74′. A pesar de la situación, ocurrió el milagro, y en apenas 15 minutos el Atleti logró poner tablas en el electrónico con goles de Llorente y Sørloth.

Lógicamente jugar contra los rivales más grandes nunca es sencillo, pero ganar títulos implica tener que hacerlo. Nos quejamos mucho de que «nos toca contra los mejores», pero eso es motivo de alegría, ya que significa que estamos ahí, compitiendo contra los mejores por un título, y llevarles hasta el final siempre es sinónimo de esfuerzo y merecimiento.

Inacción en el Metropolitano

Sin embargo, la situación vivida en Madrid la noche del pasado 2 de abril no tuvo nada que ver con eso que llamamos «competir». No se puede tomar como excusa, pero tras un mes tan duro como el mencionado antes, y tras las formas en las que has perdido cada partido y te han eliminado de la Champions, se puede entender que los jugadores viniesen bastante trastocados psicológicamente. Hasta en el propio Simeone se notó una clara resignación correspondiente a un mes tan duro.

Pero después de todo, al Atleti aún le quedaba la baza de la Copa, y es que no era nada complicado llegar a la final. Resultado global en empate, vuelta en tu casa y con tu gente, la sensación de pensar que quizá esa sea tu única opción real de tocar metal en la presente temporada… Luchar es lo mínimo, y contra el Barça no se luchó. Al contrario que hacía apenas dos semanas, cuando también contra el Barcelona (esta vez en liga) el equipo se llegó a poner 2-0 contra uno de los mejores equipos del mundo.

Ignorando el resultado final (2-4) y el cómo se llegó a él, la actitud del equipo ese día sí que fue buena, por lo menos se vio una versión competidora que pese a los reveses sufridos días atrás querían ganar ese partido. Por desgracia, en Copa eso no sucedió, y si juegas sin ganas contra el Barcelona, una derrota por tan solo un gol es motivo de sentirse aliviados, ya que pudo ser mucho peor.

¿Qué ha fallado en la temporada del Atlético de Madrid?
Robin Le Normand y Raphinha en la Copa del Rey | Afición Deportiva

¿Qué pasa con la liga?

Pues bien, ¿qué es lo que tiene que hacer un equipo que acaba de ser eliminado el Champions y Copa del Rey en apenas un mes? La respuesta es centrarse al máximo en la única competición que te queda por pelar, la liga. Tras la derrota liguera contra el Barça, el Atleti se quedó en tercera posición a siete puntos del líder, precisamente el Barcelona. Y siendo honestos, perder contra los culés no es ningún drama, el problema llega cuando después de ese partido viajas a Cornellá y empatas a uno contra el Espanyol, o cuando visitas a Las Palmas y pierdes en el último minuto. Esos partidos son los que debes ganar si quieres tener opciones por el título de liga.

Y es que ojalá fueran solo dos ‘tropezones tontos’ por temporada, pero no, no es así. El Atleti ha tenido esta temporada innumerables tropezones, empezando con empates en casa por falta de confianza o porque directamente te has quedado dormido, hablando claro. Quizá no son demasiadas, pero sí destacables las derrotas contra equipos aparentemente sencillos, empezando desde la debacle en el Villamarín, cayendo por 1-0 ante el Betis (un resultado que se quedó hasta corto), y finalizando con una de las últimas, la catástrofe en Gran Canaria.

Sensación de pasividad ante Las Palmas

Sí es cierto que la primera parte de ese partido no fue mala para los de Simeone, hubo varias acciones peligrosas en las que pudo llegar el gol rojiblanco, sin embargo, el meta canario se vistió de ángel de la guarda y evitó en bastantes ocasiones que se moviera el marcador.

La segunda parte fue catastrófica. Un equipo que parecía saber que ya no había opciones de ganar LaLiga y que se decía a sí mismo ¿para qué? Total, ya no nos quedan opciones ¿no? Pues desde luego que perdiendo contra el penúltimo de la liga a estas alturas de la competición no, muchas opciones no tienes.

El Mundial de Clubes, la última bala de Simeone

Tras una temporada tan débil en cuanto a títulos, el Atlético de Madrid debe agarrarse con uñas y dientes a la única competición que queda, el Mundial de Clubes que tendrá lugar este verano en Estados Unidos. Quizá para algunos sea una competición menor y sin demasiado valor, pero para el Atleti es la única oportunidad de redimirse y maquillar un final de temporada con la opción a un título. Por otra parte, tocar metal siempre es motivo de celebración, y después de una temporada difícil, lo mínimo que se merece el aficionado colchonero es poder ir una noche a Neptuno a celebrar que son campeones del mundo.

PSG, Seattle Sounders y Botafogo son los rivales del Atleti en la fase de grupos. En un principio bastante sencilla y en la que, como mucho, debes conceder una derrota. No es que sea el torneo más exigente que se puede jugar, pero siempre gusta ganar un título, más con el sobrenombre de ‘Campeón del Mundo’.

Como dije al principio, ganar trofeos no es fácil. Existen muchos factores que condicionan y dificultan alcanzar el éxito. Siguiendo el pensamiento de Nietzsche, los jugadores no son ‘superhombres’. No podemos exigirles todo siempre; reconocerlo no es conformismo, sino consciencia de los propios límites y de que lo esencial es esforzarse al máximo en todo momento.

Algo importante que debe saber el aficionado del Atlético de Madrid es que este club no es ni será como Real Madrid y Barcelona (por suerte o por desgracia). Sin embargo, cada año se compite y se pelea mano a mano con ellos, y eso es sinónimo de avance y quizá, algún día, lo común sea que el Atleti gana todos los títulos. De momento, eso es imposible.

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