El mundo del fútbol español está de luto este 1 de mayo de 2025. Manolo Cáceres, conocido por todos como «Manolo el del bombo», ha fallecido a los 76 años, dejando un vacío imposible de llenar en las gradas de los estadios y en el corazón de los aficionados.
Nacido en Albacete, Manolo se convirtió en una figura icónica no solo por su inconfundible tambor, sino por representar como nadie la pasión desinteresada por el fútbol. Durante más de tres décadas, su bombo acompañó a la Selección Española en sus momentos más gloriosos y también en las derrotas, siempre con la misma energía contagiosa que le hizo ganarse el cariño de jugadores, técnicos y aficionados por igual.
El origen de una leyenda
Todo comenzó en los años 90, cuando Manolo decidió llevar su bombo a los partidos de la Selección. Lo que empezó como un gesto espontáneo se convirtió en un símbolo reconocido mundialmente. Su perseverancia le llevó a no perderse ni un solo torneo importante desde el Mundial de Francia 1998 hasta el de Brasil 2014, pasando por cinco Eurocopas.
Era tal su dedicación que incluso la Federación Española de Fútbol le otorgó un reconocimiento especial por su labor como «hincha oficial».
El alma de la grada
Quienes tuvieron el privilegio de coincidir con él en los estadios recuerdan su carácter afable y su capacidad para unir a la afición. Jugadores como Xavi Hernández y David Villa han mencionado en múltiples ocasiones cómo el ritmo constante de su bombo les daba un plus de motivación en el campo.
Más que un aficionado, un símbolo
Manolo trascendió el papel de simple espectador para convertirse en parte indisoluble de la historia del fútbol español. Su imagen con la chaqueta roja, la txapela y, por supuesto, su inseparable bombo, quedará para siempre ligada a los mayores éxitos de la Selección.
Medios de toda España coinciden en destacar que su verdadero legado no es el ruido de su bombo, sino el haber demostrado que la pasión por el deporte puede ser limpia, generosa y desinteresada.
El último adiós
Su funeral se celebrará en su ciudad natal, Albacete, donde se espera una gran congregación de familiares, amigos y aficionados que quieren rendirle tributo.
Mientras, en las redes sociales, miles de personas comparten vídeos de sus mejores momentos en las gradas, demostrando que, aunque el bombo haya callado, su eco nunca dejará de sonar en la memoria del fútbol español.