El Barça atraviesa su peor racha en Liga de los últimos 21 años. En los últimos siete partidos, los blaugranas solo han conseguido una victoria y dos empates, mientras que los cuatro encuentros restantes han sido derrotas. Un balance de 5 puntos de 21, algo que no ocurría desde la temporada 2003-04. Este escenario era inimaginable hace apenas un mes, cuando el equipo arrollaba a sus rivales con un juego brillante y resultados contundentes. A pesar de todo, no se puede decir que el equipo esté ofreciendo un juego desastroso. Aunque la situación no es la mejor, se está demostrando que la idea de juego de Hansi Flick sigue intacta. La clave está en que el equipo no atraviesa su mejor momento de forma, especialmente en la zona ofensiva.
Los motivos del declive del Barça
1. Falta de eficacia goleadora
El Barça ha perdido la puntería que le caracterizó al inicio de la temporada. En los primeros 12 partidos de Liga, los culers marcaron 40 goles, logrando grandes goleadas como el 7-0 ante el Valladolid o el 5-1 frente al Sevilla, entre muchas otras. Sin embargo, en los últimos encuentros, la historia ha cambiado. Contra Las Palmas, en un partido donde el Barça realizó 27 disparos, solo lograron anotar un gol, un síntoma claro de la falta de eficacia. Frente al Leganés, los culés dispararon 20 veces sin conseguir marcar, y ante el Atlético de Madrid, con 19 tiros en total, únicamente uno acabó en gol.
Además, el tridente ofensivo formado por Raphinha, Lewandowski y Lamine Yamal ha perdido la chispa que les definía. El delantero polaco, aunque sigue liderando la tabla de goleadores, ha anotado tan solo dos goles en los últimos siete partidos, un contraste abismal con el ritmo de más de un gol por encuentro que llevaba en los primeros meses de la competición. Esta falta de acierto va en aumento y se traduce directamente en los malos resultados.
2. Dependencia de Lamine Yamal
La ausencia de la joven estrella catalana ha sido un golpe duro para el equipo. Lamine Yamal, lesionado durante las últimas semanas debido a un esguince de grado 1 en el tobillo, es uno de los jugadores más desequilibrantes del Barça y de la Liga. Su baja se ha notado en los resultados, especialmente en momentos clave. En el partido contra el Leganés, donde se lesionó, el Barça perdió, una tendencia que se repitió contra UD Las Palmas, donde Lamine solo pudo ser suplente tras volver de una lesión, y de nuevo ante el Atlético de Madrid, en un duelo donde no participó y los azulgranas cayeron derrotados.
Cuando el jugador de Mataró no está en el campo, el equipo pierde verticalidad, regate y capacidad de crear ocasiones claras, algo que se traduce en una menor eficacia ofensiva, debilitando aún más el juego culer. Su importancia se basa no solo en su habilidad individual, sino también en cómo su presencia transforma al equipo, aportando confianza y soluciones ofensivas que hoy en día parecen ser necesarias para revertir la situación.
3. Cansancio acumulado
El alto ritmo impuesto por el entrenador alemán parece haber pasado factura. Durante los tres primeros meses de competición, el técnico exprimió al máximo a sus jugadores, lo que permitió al Barça desplegar un fútbol espectacular y lograr grandes victorias, como el 4-1 frente al Bayern de Múnich o el 0-4 contra el Real Madrid. Sin embargo, esa intensidad ahora se ha convertido en agotamiento. La plantilla muestra signos de no poder mantener el nivel físico exigido, y eso se refleja en el rendimiento reciente.
4. Falta de profundidad en el banquillo
El Barça depende en exceso de su equipo titular. Cuando las lesiones o el cansancio afectan a los jugadores clave, no hay suplentes que puedan marcar la diferencia. Frenkie de Jong, por ejemplo, está lejos de su mejor nivel, mostrando nerviosismo y falta de confianza con el balón. Por otro lado, jugadores como Ferran Torres o Pau Víctor no han sido capaces de aportar soluciones en los momentos críticos.
5. Ausencia de la grada de animación
La falta de la grada de animación en el Estadi Lluís Companys ha contribuido a un ambiente frío que parece afectar al equipo. La junta directiva de Joan Laporta decidió cerrar este espacio debido a problemas económicos y legales con el grupo de aficionados que lo ocupaba. Sin ellos, la atmósfera en Montjuic ha perdido intensidad, algo evidente en partidos como el del Atlético de Madrid, donde los aficionados clamaron a gritos por su reincorporación: «¡Volem la grada d’animació!«, un cántico en catalán que en castellano significa «queremos la grada de animación«.
A pesar de los malos resultados, es importante destacar que el equipo no está dejando unas sensaciones completamente negativas. Encuentros como el del Atlético de Madrid evidenciaron que el Barça sigue siendo un equipo luchador, con una idea de juego clara y fiel al planteamiento de Flick. Todo apunta a que esta racha negativa podría ser solo un bache temporal. Con el regreso tras las vacaciones navideñas, el equipo blaugrana tiene la oportunidad de reencontrarse con el camino de las victorias, recuperar el rumbo y el buen fútbol que mostró al inicio de temporada.