El fútbol en Francia desde hace tiempo tiene un problema. Los ultras cada vez tienen más peso tanto en los clubes como en las gradas, y la competición ya no sabe qué hacer para lidiar con ello.
Este pasado domingo se volvió a vivir un triste episodio de este calibre, pues, gracias a los ultras del Montpellier, quienes tiraron bengalas al campo, el encuentro de su equipo ante el Saint-Étienne tuvo que ser suspendido.
Hartazgo de la afición del Montpellier
Este encuentro, clave por el descenso en la Ligue 1, comenzó con un buen Saint-Étienne, quien se adelantó con un tanto de Stassin en la primera mitad. Cuando ambos equipos casi se dirigían al descanso, el conjunto visitante se quedó con diez jugadores debido a la expulsión de Bernauer.
Pese a estar con uno menos, Stassin de nuevo amplió la ventaja para el Saint-Étienne, desatando el delirio en las gradas del Stade de la Mosson.
Alrededor del minuto 63 de partido, Letexier, reputado colegiado en Europa y encargado de dirigir el encuentro, mandó a los jugadores a vestuarios debido a una columna de humo procedente de una de las gradas.
Visto el panorama, decidió suspender de manera momentánea el encuentro, y fueron las autoridades quienes finalmente decidieron dar el partido por suspendido de manera definitiva. Además del mencionado incendio, fueron varios los objetos que cayeron sobre el césped de la Mosson: asientos arrancados, pirotecnia e incluso un contenedor de basura.
Los ultras en Francia, problema recurrente
Pero este no ha sido el primer acto protagonizado por los ultras del Montpellier a lo largo del fin de semana. La noche anterior al encuentro fueron al hotel donde se alojaba su rival para arrojar pirotecnia, evitando el descanso de los jugadores. Esta práctica, que lamentablemente se ha vuelto habitual, hace que el debate sobre los ultras en el mundo del fútbol siga abierto.