El Torpedo de Moscú, histórico club moscovita de 101 años de antigüedad, estaba inmerso en un proceso de investigación judicial por un presunto amaño de partidos que se confirmó en el día de ayer. Ascendió hace solo unos meses y la plantilla se podría resentir de las posibles marchas que se barajan. Su plaza la ocupará el Orenburg, que quedó penúltimo en primera división el pasado curso.
Un mérito deportivo manchado
Pese al ascenso de categoría, el centenario equipo no podrá medirse contra los mejores de su país porque se ha probado que sobornó a varios árbitros para obtener ventajas y decisiones parciales que finalmente acabaron con el ascenso. Bogdán Golovko, uno de los colegiados implicados, ha sido detenido por tomar decisiones favorables al Torpedo de Moscú. Además, planea la sospecha de que se intentó sobornar a alguno más, como a Maxim Perezvu, pero no se consiguió ejecutar con éxito.
Debido a este revés, varios jugadores importantes de la plantilla, como Yeison Guzmán (colombiano) o Yordy Reyna (peruano), podrían salir del equipo buscando otro destino para desarrollar su carrera. Al primero de ellos se lo ha relacionado con Millonarios, uno de los mejores equipos de su país, mientras que a Reyna aún le resta un año de contrato pese a que quiere salir ya del equipo.
La sentencia
El Torpedo de Moscú tendrá que pagar 5.000.000 de rublos (unos 60.000 dólares) y las autoridades competentes han apartado a Leonid Sóbolev, presidente de la entidad, y al director, Valeri Skorodumov, durante los próximos cinco y diez años, respectivamente, de cualquier gestión deportiva. Ambos recibieron acusaciones firmes por parte del tribunal de haber influido económicamente en las decisiones del segundo de los árbitros citado anteriormente.
Con el final del juicio, el ascenso se anula y la entidad permanece en la categoría de plata del fútbol ruso, salvándose así el Orenburg.








