En el fútbol no gana el que mejor juega y el que más rato tiene el cuero, gana el equipo que consigue ser eficaz en ambas áreas, siendo competitivo en defensa y contundente en ataque. Obviamente si haces más cosas que el rival, tienes más posibilidades para vencer, pero por eso es tan bonito el balompié. El PSG le pegó un baño como nunca le había pasado al Liverpool de Arne Slot esta temporada, pero los Reds supieron sufrir como pocos equipos en el mundo. Si las normas del fútbol dijeran que obtiene la victoria el que mejor juega, el conjunto de Luis Enrique hubiera derrotado a los ingleses por 5 a 0, pero de momento las reglas no dicen eso. La frustración es entendible porque está claro que hubo un claro merecedor, sin embargo, el Liverpool fue quien metió la pelota la metió.
Baile del PSG al Liverpool
En esta campaña, ningún equipo fue capaz de encerrar de esa manera al Liverpool. Porque los de Slot no defendieron por placer, sino por necesidad. Cada vez que los de Inglaterra querían volar al contraataque, se veían rodeados por unos jugadores que no temporizaban en hacerse con el esférico. Los embotellaron y después los marearon de lado a lado sin pausar el juego. Cada vez que tocaban la bola los de arriba, Dembélé, Kvaratskhelia y Barcola, las piernas de Robertson y Trent temblaban ya que iban con el cuchillo entre los dientes.
Ante el asfixiante partido para el Liverpool, Slot prefirió saltarse el mediocampo para intentar llegar a la casa de Donnarumma. Otra vez, los de Anfield volvieron a ser un equipo camaleónico ya que se adaptaron y lo sacaron adelante, en parte, gracias a Alisson Becker, la pesadilla de Luis Enrique: evitó 2,26 goles, detuvo nueve disparos y desquició a todo el Parque de los Príncipes. Cuando parecía que se tumbaba la puerta, el brasileño sacaba una estirada de su repertorio para darle vida a los del oeste de Inglaterra. 27 tiros contra 2
La mano dura de Arne Slot
Dentro de todo el caos para los Reds, el técnico neerlandés mantuvo la postura y a la hora de ejecutar los cambios, no miró los nombres sino miró por el equipo. Jota salió ya que el partido no estaba para él, en cambio si para Darwin que podía ganar por arriba y en velocidad punta. Salah se marchó como si no hubiera estado y en su lugar ingresó Harvey Elliott. Ambos jugadores participaron en el único gol del choque. El uruguayo la bajó al piso y la abrió para el joven inglés que la cruzó y congeló París.
Lo imposible en Anfield
6 días, menos de una semana para que Slot averigüe cómo no sufrir tanto y así pasar a cuartos. También para que Luis Enrique ayude a sus jugadores a replicar el encuentro de ida pero con un cambio, marcar goles. Ventaja corta pero suficiente para acceder a la próxima ronda. Anfield va a jugar su partido y va a ser un factor a favor para los de Arne . Con su gente en la grada, el camino para el Liverpool puede ser más fácil, no obstante el PSG ha demostrado que les sobra personalidad y que no se van a poner nerviosos en ningún escenario.