En un equipo donde los grandes nombres han sido una constante, la llegada de Kylian Mbappé al Real Madrid ha marcado un antes y un después. Si bien es cierto que el conjunto blanco siempre ha contado con estrellas de renombre, lo que Mbappé ha traído consigo no es solo su habilidad técnica y su imponente velocidad, sino algo más profundo: liderazgo.
La llegada de un líder nato
Desde su llegada en el verano de 2025, Mbappé ha demostrado que no está en el Real Madrid solo para brillar con su talento. En un equipo que tradicionalmente ha contado con figuras como Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos y Luka Modrić, el francés ha asumido un rol de liderazgo desde el primer momento. Sin embargo, no lo ha hecho a base de discursos o gestos grandilocuentes, sino con goles.
La influencia de Mbappé no ha tardado en ser notoria. Su capacidad para tomar las riendas en los momentos más complicados, su habilidad para levantarse tras cada caída y su deseo de ganar han sido los pilares sobre los que ha edificado su estatus de líder. Con apenas 26 años, se ha convertido en el referente dentro y fuera del campo, impulsando a sus compañeros a superar los límites.
Segunda temporada, mayores expectativas
Después de una campaña de adaptación y grandes actuaciones, terminando la anterior temporada con 44 goles y siendo Pichichi europeo, Mbappé llega con más experiencia y confianza. Su reto es consolidar su liderazgo, marcar la diferencia en momentos clave y guiar al equipo hacia títulos tanto en La Liga como en la obsesión del club blanco, la Champions.
Un referente dentro y fuera del campo
Mbappé no solo ha conquistado al madridismo con sus goles, sino también con su extraordinaria forma de entender el fútbol y su carácter ganador. Su mentalidad competitiva es una de sus mayores virtudes: cada entrenamiento lo afronta como una final, transmitiendo intensidad, entrega y sacrificio al resto de la plantilla.
El profesionalismo y las ganas de triunfar en el club han sorprendido muy positivamente en Valdebebas. Su enfoque total en el rendimiento y su constante deseo de mejorar le han llevado a ganarse el respeto tanto de los más veteranos como de las nuevas promesas. Mbappé se ha convertido en el espejo en el que mirarse: un futbolista que combina talento natural con esfuerzo diario y que, sobre todo, entiende la magnitud de vestir la camiseta blanca.
Su liderazgo no se limita al terreno de juego. Fuera de él, transmite confianza y marca el camino del éxito con su ejemplo, reforzando la idea de que el Real Madrid no solo fichó a un grandísimo goleador, sino a un líder integral llamado a hacer historia en el mejor club de la historia del fútbol.
Cristiano Ronaldo, el espejo en el que Mbappé debe mirarse
Mbappé tiene un referente muy cercano en la historia contemporánea del club. Cristiano Ronaldo. El portugués no solo dejó una huella imborrable con sus 450 goles en 438 partidos, sino también con su mentalidad ganadora, su disciplina férrea y su capacidad de aparecer en las noches europeas más grandes.
Kylian comparte con Cristiano su ambición insaciable y esa capacidad de decidir partidos por sí solo. Pero el reto va más allá de los números: se trata de mantener la excelencia que la camiseta blanca exige y de convertirse en el jugador que arrastre al club al éxito, tal como Ronaldo demostró en sus nueve años en la institución.
El Bernabéu ya vio a Cristiano Ronaldo marcar lo que probablemente ha sido la época más exitosa del club merengue. Ahora, Mbappé tiene el reto de seguir ese camino y convertirse, con su carácter ganador y sus goles, en el máximo exponente del madridismo a nivel mundial, llevando a la gloria al Real Madrid.








