El Real Madrid de Xabi Alonso ha arrancado la temporada con sensaciones mixtas: resultados positivos en la mayoría de partidos, pero con una vulnerabilidad recurrente que se repite con demasiada frecuencia y que ya preocupa tanto al cuerpo técnico como a la afición. El problema no está en la creación ofensiva ni en la calidad individual de sus estrellas, sino en una faceta básica y, al mismo tiempo, decisiva: la defensa de los centros laterales y de las jugadas a balón parado.
Una fragilidad que se repite
El reciente derbi madrileño frente al Atlético fue la confirmación de un patrón que empieza a hacerse costumbre. El equipo de Simeone detectó pronto dónde hacer daño: cargar las bandas y llenar el área de balones colgados. De esa manera llegaron los goles que decidieron el encuentro. Le Normand abrió el marcador imponiéndose de cabeza en un córner ante Tchouaméni, Lenglet vio cómo su tanto era anulado por una mano previa —aunque la jugada generó el mismo sufrimiento defensivo— y Sorloth remató con comodidad otro centro lateral para ampliar la herida.
Lo llamativo es que no se trata de un accidente aislado. Días antes, en la jornada 3, el Mallorca de Javier Aguirre castigó al conjunto blanco con el mismo recurso: Vedat Muriqi se anticipó a los centrales y anotó un gol de manual, idéntico en ejecución y en la pasividad defensiva que mostró el Madrid. Tres tantos encajados de la misma forma en apenas unas semanas, más varias ocasiones claras concedidas, confirman la existencia de un defecto estructural.
Una paradoja difícil de explicar
Lo más sorprendente de esta debilidaddel Real Madrid es que no responde a una carencia de perfiles físicos. Xabi Alonso dispone de defensores con altura, potencia y experiencia en el juego aéreo: Éder Militao, uno de los centrales más dominantes de Europa; Antonio Rüdiger, especialista en duelos cuerpo a cuerpo; Aurélien Tchouaméni, reconvertido en zaguero y con capacidad para imponerse en balones divididos; y Dean Huijsen, joven pero con envergadura suficiente para competir en el área.
Sin embargo, la realidad es otra. El equipo muestra desajustes en la coordinación defensiva, dudas en la asignación de marcas y una falta de sincronía entre la defensa zonal y la individual. Todo ello provoca que los rivales encuentren espacios y ganen los duelos en zonas donde el Madrid debería sentirse más seguro.
El reto de Xabi Alonso
El técnico tolosarra tiene ante sí uno de los primeros grandes desafíos de su etapa en el banquillo blanco: corregir un defecto que amenaza con convertirse en una vía de agua permanente. La solución no pasa únicamente por confiar en la potencia individual de sus defensores, sino en trabajar colectivamente: mejorar la agresividad en los saltos, ajustar las coberturas en segundas jugadas y, sobre todo, reforzar la concentración en esos momentos críticos donde se decide un partido.
Una amenaza real para las aspiraciones del Real Madrid
El Real Madrid aspira a todo esta temporada, desde LaLiga hasta la Champions League. Pero en un fútbol de márgenes cada vez más estrechos, no puede permitirse un punto débil tan evidente. Los centros laterales son, a día de hoy, el atajo que han encontrado los rivales para desnudar al equipo y poner en aprietos a Courtois.
Si Xabi Alonso no logra sellar esta grieta, el camino hacia los títulos se complicará mucho más de lo esperado. En cambio, si consigue transformar esta debilidad en una fortaleza, el conjunto blanco volverá a ser ese bloque casi impenetrable que históricamente ha sustentado sus conquistas.







