A principios de siglo, un nuevo equipo se sumaba al salón de la fama del fútbol portugués. En el año 2001, el Boavista se convertía en el último nuevo campeón de la competición nacional. El club de la ciudad de Oporto conseguía dar la campanada quedando por encima del clásico equipo de la ciudad, el FC Oporto además de otros conjuntos como Benfica o Sporting. Además de aquel campeonato liguero, el Boavista cuenta con 5 Copas de Portugal y 3 Supercopas, lo que lo convierten en uno de los equipos más importantes del país luso.
Primera crisis con descenso administrativo
Los años 2000 empezaron siendo parte de la época dorada del club portugués. La consagración del título de liga junto con sus participaciones europeas hacían presagiar que la racha continuaría en el tiempo. Pero nada más lejos de la realidad, el club entró en una grave crisis derivada de dos factores: la construcción del Estadio do Bessa XXI para la Eurocopa 2004, que se llevó gran parte del presupuesto del club, y la dimisión del, por aquel entonces, presidente del club debido a un caso de corrupción arbitral. El caso terminó con el descenso administrativo de los axedrezados a Segunda División.
Los problemas económicos y deportivos no cesarían y un nuevo descenso en la temporada 2008-2009, mandaba al club al tercer escalón del fútbol portugués, donde tuvieron numerosos problemas para sacar equipos competitivos. A su vez, el club presentó una denuncia a la Federación Portuguesa con el objetivo de recuperar su plaza en la élite, algo que finalmente pudieron conseguir en la temporada 2014-2015. Esta decisión ponía fin a la que era la peor época del club portuense. Hasta hoy.
La llegada de Gerard López
En 2020 llegaría al club la figura de Gerard López como máximo accionista. El español era propietario de otros clubes como el Lille o Girondins de Burdeos y decidió entrar en el club portugués con la idea de devolverlo a la élite nacional. Pero no tardarían en hacerse latentes los problemas financieros del club, que unida a una pésima gestión por parte del nuevo accionista hicieron que poco a poco los resultados deportivos comenzaran a empeorar de la mano de la estabilidad ecónomica.
La situación se agravó durante la temporada 2023-2024 donde, tras un gran inicio de temporada, un embargo de la FIFA ante los problemas financieros le imposibilitó la contratación de futbolistas unida además a una sanción de inhabilitación al que era presidente de la entidad en aquella campaña.
Esta temporada el caso empeoraría. Sin poder hacer frente a los pagos de los servicios en el estadio, la situación era todavía aún más crítica. Si bien intentaron salvar la categoría con la contratación de 10 futbolistas a mitad de temporada tras el fin de la sanción de la FIFA, no lograron el objetivo final y terminaron descendiendo a Segunda como colistas.
Ante la crisis financiera que el club acarrea, la directiva no logró validar su inscripción en Segunda División. Ni en Tercera. Ni en Cuarta. Por lo que uno de los clubes más históricos del fútbol portugués tendrá que jugar en la Quinta División (Campeonato distrital de Oporto) en la equivalente a la Tercera RFEF en España.
Los problemas judiciales
El FC Boavista también está teniendo que hacer frente a una serie de conflictos con la justicia debido a varios delitos de supuesta corrupción y mala gestión, que derivaron a una situación de insolvencia como «la única vía legal para llevar a su reestructuración integral en vistas a una recuperación».
Un operativo de la policía judicial portuguesa ha realizado un registro en las instalaciones del club en busca de indicios sobre esos supuestos delitos. Este registro se produce cinco días después de que el Boavista revelara que «vive, en este momento, una coyuntura económico-financiera de extrema complejidad, cuya viabilidad inmediata se ha vuelto inviable» después de que no recibir el visto bueno para un Plan Especial de Revitalización.
El FC Boavista está siendo un nuevo ejemplo de una mala gestión por parte de una serie de personas que llegan a ser máximos accionistas de un club sin tener conocimientos sobre como llevarlo. El futuro del club portuense es una incógnita, pero lo que si está claro su afición no dejará morir a uno de los cinco campeones de Portugal.








