No es ningún secreto, Dominik Szoboszlai creció idolatrando a Cristiano Ronaldo. El actual capitán de Hungría y jugador del Liverpool siempre ha reconocido que el portugués fue su mayor referencia desde niño. Y en este parón internacional, ese sueño infantil se convirtió finalmente en realidad.
Durante el primer enfrentamiento entre Hungría y Portugal, en septiembre, Szoboszlai tuvo la oportunidad de medirse cara a cara con su ídolo. Sin embargo, aquella noche terminó con un sabor agridulce. Los húngaros cayeron por 2-3, con un gol decisivo de João Cancelo en los minutos finales, y el mediocampista de 24 años no logró quedarse con la camiseta de Cristiano, aunque sí le entregó la suya.
Ronaldo, consciente del gesto, le prometió que en el segundo encuentro, en Lisboa, cumpliría su palabra. Y así fue. En el duelo disputado en el Estadio José Alvalade, el portugués no solo brilló con un doblete, sino que también honró su promesa al final del partido.
Noche especial para Szoboszlai
Para Szoboszlai, la noche no pudo ser más especial: asistió el primer gol de su selección y marcó el segundo, en el tiempo añadido, que aseguró un valioso empate. En la zona mixta, el húngaro confirmó, entre sonrisas, que el intercambio finalmente se había producido:
“Sí, recibí la camiseta”, declaró visiblemente emocionado.
En redes sociales, Szoboszlai celebró el punto y el gesto de su ídolo con un mensaje optimista:
“Estoy orgulloso del equipo. Luchamos desde el inicio hasta el final, y esta vez la suerte estuvo de nuestro lado. ¡Gracias por el apoyo incondicional, en noviembre llega el tercer acto!”.
El destino quiso que esta historia tuviera un guiño nostálgico: hace 16 años, cuando Szoboszlai tenía solo ocho años, ya había coincidido con Cristiano Ronaldo. En aquel entonces, el portugués era capitán de la Selección Nacional y el pequeño húngaro entró al campo de la mano de Raúl Meireles.
Hoy, convertido en una de las figuras del Liverpool y de su país, Szoboszlai ha cerrado el círculo: el niño que admiraba a Cristiano Ronaldo ahora comparte con él el campo y su camiseta. Un gesto que demuestra que, incluso entre estrellas, los sueños también se cumplen.
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