El conjunto de Claudio Giráldez sigue ansiando los primeros tres puntos del curso. El Celta sale de esta cadena de partidos en Balaídos con cuatro puntos en total gracias a tres empates a uno. El comienzo de la campaña en la que volvieron a Europa está haciéndolo con dudas, pues sigue estando blando en las zonas críticas. En la tarde de ayer contra el Girona, tuvo que llegar el gol de penalti tras realizar 21 disparos en total. En cambio, en la parcela defensiva, los de Míchel fueron capaces de anotar en su primera oportunidad.
El entrenador de O Porriño se estará preguntando por qué el año pasado los números, especialmente en la parcela ofensiva, eran sin duda mayores que ahora. Trece tantos en las mismas fechas de la 24/25 frente a los cuatro anotados entre agosto y primeros de septiembre de 2025. Por nombres, no ha perdido el equipo vigués a sus grandes anotadores exceptuando el de Alfon, que acabó con una manita de goles. Ni tampoco a sus mayores generadores, pero parece una cuestión más lejana de lo deportivo.
21 ocasiones para acabar marcando de penalti
Que de un total de 21 disparos, siete de ellos a puerta, el Celta acabase empatando desde los once metros habla bien de lo que le está costando convertir sus tiros en gol. Y a pesar de que el plantel de Claudio no está encontrándose del todo cómodo sobre el verde, pues está mostrando fases de irregularidad en los propios partidos, sí es capaz de generar estas cifras. Borja Iglesias es el único delantero afinado de cara a portería, con dos tantos en lo que va de campeonato y manteniendo el nivel que lo hizo acabar pichichi la temporada pasada. Asimismo, se muestra indiscutible a la hora de generar ventajas al ser capaz de interpretar muy bien cuándo el equipo le necesita en la fase ofensiva.
Sin embargo, otros jugadores como Ferrán Jutglà o Iago Aspas no están pudiendo decir lo mismo. Sobre todo el catalán, que durante los 60 minutos que disputó, gozó de al menos tres buenas oportunidades. Sus buenas sensaciones en el juego con balón no se trasladan por el momento a su faceta goleadora. Es cierto que nunca superó los 15 goles en el Brujas y que Gazzaniga estuvo inmenso especialmente contra su figura, lo que no acaba de generarle total confianza al ex del FC Barcelona.
Otro punto que sigue desesperando a la hinchada celtista es la falta de precisión en el último tercio. Más allá de los tiros totales, el peligro se pintó más de azul celeste que de amarillo en este Celta – Girona. Aunque muchas incursiones no se concretaron por las malas decisiones en esa zona final del campo gironí. Esas pérdidas de la posesión levantaron en ciertos minutos los primeros pitos de la temporada en las gradas de Balaídos. A ello hay que sumarle que la Aspas dependencia, algo más errático por cierto en este inicio, vuelve a ser más que notoria sin la famosa «guinda» que Giráldez pidió encarecidamente. Sin un perfil como el del 10, que lo complementaba muy bien Fer López, el Celta tiende a atascarse y a hacer un juego muy plano e indeciso.
Con poco siguen haciéndole daño a la defensa del Celta
El segundo tema que sigue levantando astillas en Vigo es la zaga. Uno de los factores que está exponiendo más aún a esta zona es el comenzar por debajo en cuatro de los cinco partidos. Y más con el poco peligro que suele preceder al primer tanto rival. El mejor ejemplo de contundencia en contra del Celta apareció ayer. Vanat en la primera oportunidad que tuvo el Girona la acabó en gol con un certero disparo. Lo absolutamente contrario a los locales.
El ímpetu de intentar remontar en casa hace que se hayan apreciado cierto desorden a la hora de defender. Más aún en momentos de transición. Los visitantes en la segunda parte pudieron comprobarlo, llegando a atacar en superioridad cuando saltaba mal algún defensor en la presión. Las grandes oportunidades del equipo de Míchel se toparon con un imponente Radu. El meta rumano sigue cogiendo enteros y aportando seguridad bajo palos y fuera de ellos. Esto último era algo que no caracterizaba al portero y que sin duda echaba en falta el Celta de Vigo.
A ese desorden hay que añadirle ciertos momentos de pasividad o de exceso de confianza, según como se interprete. Futbolistas como Óscar Mingueza, Ilaix Moriba o Hugo Sotelo ayer salieron algo damnificados en este apartado. Los regresos no fueron siempre tan contundentes, ni efectivos en algunas ayudas, como cabría esperar de ellos por su lugar en el campo. De ahí a que el incombustible Pablo Durán apareciese en infinidad de ocasiones para sorprender y robar el cuero. Carl Starfelt, que ayer volvió a vestirse de corto tras cinco meses fuera, se vio también sobrepasado.








