Con la reciente salida de Tomás Conechny del Deportivo Alavés, vuelve a encenderse una incómoda señal: la del dorsal “10” y su maldición. En los últimos años, quienes han portado ese número en el club vitoriano no solo han quedado lejos de brillar, sino que, en la mayoría de los casos, han terminado marchándose por la puerta de atrás.
Desde el regreso del club a Primera División en la temporada 2016/17, la camiseta con uno de los dorsales más icónicos en el fútbol ha pasado por las espaldas de Óscar Romero, John Guidetti, Víctor Camarasa, Jason Remeseiro, Ianis Hagi y Tomás Conechny. Y es que todos, sin excepción, han dejado más sombras que luces.
Óscar Romero, el inicio de la historia
El paraguayo fue el primer “10” tras el ascenso a Primera. Llegó cedido en enero de 2017 procedente del fútbol chino con la esperanza de aportar creatividad y desborde, pero nunca logró asentarse.
En su primera media temporada con el Alavés, disputó 15 partidos entre Liga y Copa, pero solo fue titular en cuatro y apenas sumó una asistencia. Eso sí, fue uno de los catorce afortunados en formar parte de la final de Copa del Rey ante el FC Barcelona.
Romero llegó para mejorar a nombres como Katai, Espinoza, Manu García o Toquero, pero su rendimiento no convenció. Continuó en la plantilla la temporada siguiente, pero los cambios de entrenador no fueron positivos para él y acabó volviendo a China un año después de su llegada a Vitoria.
John Guidetti, el «10» más decepcionante
Sin duda, el más decepcionante de todos. Llegó como fichaje estrella en 2018 tras una cesión inicial en 2017, convirtiéndose en la incorporación más cara de la historia del club con un coste de 4 millones de euros pagados al Celta de Vigo.
Portador del dorsal 10 durante cinco temporadas, Guidetti anotó solo 9 goles en 74 partidos, muy lejos de los 22 tantos que había firmado con el club gallego en apenas 21 partidos más. Nunca cumplió las expectativas ni justificó su precio, y acabó marchándose libre en 2022.
Camarasa, segunda parte sin brillo
Protagonista de una gran campaña con el Alavés en la 2016/17, volvió en el mercado invernal de 2020 con la ilusión de repetir su mejor versión y en busca de minutos tras su salida fallida al Crystal Palace. Sin embargo, su segunda etapa fue mucho más gris.
Jugó 17 partidos (15 como titular) y solo repartió una asistencia. A pesar de ser pieza recurrente para Asier Garitano tras la lesión de Tomás Pina, su rendimiento distó mucho del mostrado en su primera estancia.
Jason, sin pena ni gloria
Llegó en enero de 2022 y permaneció hasta el verano de 2023, en plena etapa de descenso y posterior ascenso del equipo. Sin grandes expectativas desde el inicio, su rendimiento fue discreto.
En su primer medio año disputó 14 encuentros con una asistencia. En la temporada del ascenso fue más habitual: jugó 38 partidos (20 como titular) y anotó 2 goles, actuando principalmente como extremo derecho. A pesar de su presencia, nunca terminó de conectar con el equipo ni de marcar diferencias.
Conechny y Hagi, los más recientes
Ambos llegaron con cartel, grandes expectativas y generando mucha ilusión entre los aficionados. Hagi, tras superar una dura lesión de rodilla que le dejó fuera de los terrenos de juego durante una temporada y media, desembarcó en Vitoria en busca de redención. Además, el rumano era conocido en Europa por su finura y su gran golpeo con ambas piernas, lo que creaba aún más hype en torno a su fichaje. Conechny, tras dos muy buenas campañas en el fútbol argentino participando en 10 y 14 goles, fue presentado como un refuerzo de calidad. Pero, ninguno estuvo a la altura.
Hagi estuvo en el Alavés durante la temporada 23/24 y en ella disputó 26 partidos, marcando 2 goles y repartiendo 2 asistencias. Solo fue titular en 10 de ellos y su rendimiento fue irregular. Se le vio falto de ritmo y sin lograr adaptarse ni por dentro ni por banda.
Conechny, que heredó el dorsal 10 tras la salida de Hagi, empezó con buenas sensaciones en pretemporada, pero su rendimiento se desinfló rápidamente. De los 24 partidos que disputó, al igual que Hagi, solo fue titular en 10 ocasiones, donde las lesiones y su intermitencia fueron determinantes para acabar saliendo solamente un año después de su llegada a Mendizorroza.
¿Una camiseta maldita?
Seis jugadores en ocho temporadas. Ninguno logró dejar huella con el dorsal que, históricamente, está reservado para los grandes jugadores. Cada nuevo portador del “10” del Alavés reaviva el debate sobre su peso en los últimos años, y es que, ¿es solo una coincidencia o hay algo más detrás de esta cadena de decepciones?
Por ahora, el misterio sigue sin resolverse. Pero lo que es claro es que, en Vitoria, el dorsal 10 se ha convertido más en una losa que en un símbolo de calidad.








