En los mentideros del Metropolitano se rumorea que Conor Gallagher está sonando en los últimos días como una de las posibles ventas del Atlético de Madrid. Podría ser la salida que ayudara a poder financiar parte de estos fichajes que todavía faltan por llegar y que son muy importantes para el nuevo proyecto de los de Simeone.
En las oficinas del club trabajan a destajo para acometer aún dos grandes incorporaciones. Por un lado, el ansiado central con jerarquía, Cristian «el Cuti» Romero, y por otro, el jugador que venga a sustituir a Ángel Correa. Entre los que suenan con fuerza en los últimos días para este puesto está el jugador del Atalanta, Ademola Lookman, extremo nigeriano de gran habilidad y regate. Ambos fichajes supondrían un total de 100 millones de euros.
Un rendimiento de más a menos
Conor Gallaguer inicio la temporada 24/25 siendo una de las sensaciones en el terreno de juego, los aficionados decían que el jugador había caído «de pie» en el Metropolitano. Encajó a la perfección en el sistema 5-3-2 empleado por el entrenador en los primeros partidos de la temporada, llegando incluso a marcar dos goles (contra Valencia y Rayo Vallecano), llegando desde atrás con mucha fuerza.
La evolución del sistema hacia el 4-4-2 relegó a Conor a una posición en el interior izquierdo, asumiendo más tareas defensivas y dando equilibrio al equipo de las 16 victorias seguidas. Se fue alternando con Samuel Lino en esta posición y su participación fue menos relevante. Simeone ha intentado en todo momento buscarle acomodo en este sistema, pero no ha conseguido dar con la tecla y volver a ver el rendimiento en ataque y la llegada al área del jugador inglés.
¿Era un fichaje obligado?
Mucho se ha hablado también del fichaje del jugador ingles por el Atleti. La afición rojiblanca cree que en el mercado del verano pasado pudo venir impuesto por la necesidad imperiosa del traspaso de Joao Félix y que por tanto no fue una petición expresa del entrenador. Win-win entre Atlético de Madrid y Chelsea, los colchoneros se libraban de Joao Félix y los blues vendían a un canterano para poder cumplir con el fair play financiero.